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Los vecinos denuncian que Purón, en Llanes, está "abandonado"

La eliminación de un argayo en la carretera y la renovación de parte de la red de agua y saneamiento, entre las exigencias

Víctor Piñera, junto al argayo de la carretera de Purón, ayer. EMILIO G. CEA

Mejorar la seguridad de la carretera y poner al día la red de saneamiento y agua. A día de hoy esas son dos de las prioridades de la llanisca localidad de Purón, "abandonada a su suerte por los políticos", tal y como sostiene el alcalde de barrio, Víctor Piñera. Éste, precisamente, vive una situación rocambolesca desde el pasado mes de septiembre como consecuencia de la rotura de la tubería del saneamiento que pasa por debajo de su domicilio. Los vertidos fecales de parte del pueblo rezuman a diario por un patio de su propiedad. Los olores son insoportables. "Si esto le pasase a cualquier otro vecino del pueblo ya hubiese dimitido como alcalde de barrio", asegura.

De otro lado, en la carretera de Purón los problemas, desde el polémico arreglo de finales de 2014, se multiplican. Se contabilizan hasta media docena de argayos. Uno de ellos preocupa especialmente a los vecinos. Temen que las lluvias primaverales provoquen un desprendimiento mayor que afecte a alguno de los vehículos que circulan por la carretera LL-5 donde, desde el arreglo, en muchos de los tramos no se cruzan dos turismos.

"El último argayo fue el 7 de febrero. Ese día vinieron de Carreteras a cortar las ramas que impedían el paso de los coches y a retirar las piedras y no han vuelto", dice Piñera. Creen los vecinos que el Ayuntamiento u Obras Públicas, debería, con una pala, intervenir sobre el talud para evitar "una desgracia".

Los propios vecinos son los encargados de quitar las piedras, algunas de gran tamaño, que caen al vial de manera continua. Piñera recuerda que algunos de los miembros del actual cuatripartito de Llanes pusieron el grito en el cielo tras la reparación de carretera de Purón y, ahora que están en el Ayuntamiento, no han movido un dedo para satisfacer las demandas vecinales. "Lo que pedimos es tan fácil como rellenar con grava parte de los laterales de la vía para evitar los enormes desniveles que han quedado tras el arreglo y permitir así que se puedan cruzar los coches", explica.

La mejora de la red de aguas y saneamiento es otro de los caballos de batalla. En parte del pueblo, como los barrios de El Corral de Abaju y La Zorera, no se toca desde los años 70 del siglo pasado. "Las tuberías son de uralita, material cancerígeno", recuerda Piñera, quien utiliza a la semana ingentes cantidades de lejía para evitar situaciones de insalubridad en su domicilio por la rotura de la tubería pública de aguas fecales. "En octubre me dijeron que arreglarían el problema en Navidades", indica. La solución pasa, según los técnicos, por enganchar el desagüe de su casa a la arqueta que baja del barrio de Arneru y llevarla hasta la zona de la fuente por un camino público que, a la vez, sería arreglado.

Piñera ha visitado el Ayuntamiento en numerosas ocasiones para hacer llegar al cuatripartito los problemas que padece su pueblo. "Cuando voy a ver al concejal de Obras o no está o no está o está reunido. Deberían venir de vez en cuando por ellos mismos", reclama.

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