Los ganaderos de Parres se negaron a participar en la campaña extraordinaria de saneamiento que arrancó ayer como forma de protesta para exigir un plan de erradicación de la tuberculosis bovina efectivo "que no se centre sólo en matar vacas". Los equipos veterinarios de Tragsa tenían previsto sanear ayer las reses de las localidades de Castañera, Cuadroveña, Fíos, Villar de la Cuesta, Pandiellu y Cofiñu, pero en la mayoría de los casos tuvieron que limitarse a entregar un formulario a los ganaderos para que estos dejaran constancia por escrito del motivo de su negativa.

Ganaderos como Oliver Fernández, de Cuadroveña, tenían claro el suyo: "un calibre no puede determinar si una vaca está o no sana, es demencial", dijo, mostrando su disconformidad con los protocolos de actuación para detectar la tuberculosis bovina, que azota al concejo desde hace varios años. Fernández exigió un control de la fauna silvestre por parte de la Consejería de Desarrollo Rural para poner fin a la enfermedad.

Compartía la opinión su vecino, veterinario y ganadero Vicente Ferrer González, que en 2009 sacrificó más de una docena de animales que dieron positivo en la prueba intradérmica. Los resultados desfavorables se repitieron en el verano de 2014, cuando le realizaron un vaciado, sacrificando más de 180 reses. "Se desinfectó todo y la cuadra estuvo cerrada y sin ganado desde ese agosto hasta mediados de 2015. Cuando me hicieron el saneamiento el pasado junio hubo dos positivos, así que la única posibilidad es que haya un reservorio fuera, donde salen a pastar. Si el problema estuviera en los establos, tras 35 años saneando, no existiría", dijo. En cuanto a la prueba del calibre (si un animal es reaccionante a los tres días se le mide con ese aparato el grosor de la piel, que en las zonas con incidencia de tuberculosis no puede superar los 4 milímetros) Ferrer también duda de su fiabilidad: "hay que ver los síntomas e interpretarlos, como cuando haces una radiografía o un hemograma".

Los representantes de los ganaderos, que ayer se reunieron en Oviedo con el director de Ganadería, Ibo Álvarez, y el de Recursos Naturales, Manuel Calvo, solicitaron con éxito mayor flexibilidad en el calendario de saneamientos pero no lograron que sólo hubiera una campaña al año, ya que el programa nacional de erradicación lo impide en localidades con una prevalencia superior al 3 por ciento. También arrancaron la promesa de ampliar los cupos en los cotos de caza para controlar a la fauna salvaje.

"Después de tantos años, los estudios sobre fauna silvestre deberían estar sobre la mesa pero no nos han facilitado datos ni de la población de tejones y jabalíes, ni de cuántos se están analizando. Son todo contradicciones y queremos saber qué se está haciendo aparte de matar vacas", se quejaban los ganaderos. También lamentaron "los precios de risa" de las reses en el mercado. "Que te movilicen las reses es una faena: van naciendo xatos que no puedes vender y que cuando crecen ya nadie compra. Las vacas acaban en el matadero, donde te pagan lo que quieren, como un euro el kilo estando bien; un animal en canal estando sano vale 300 euros", denunciaron.