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Un paciente presenta una queja contra el hospital del oriente por una presunta negligencia

Dos días después de recibir el alta en Arriondas, Carlos Martínez tuvo que ser operado de urgencia en Madrid, al estimar los médicos que su vida peligraba

El hospital de Arriondas. RAMÓN DÍAZ

Un diagnóstico equivocado y la negativa a hacerle una prueba, un TAC craneal, en el hospital del oriente de Asturias estuvieron a punto de costarle la vida a Carlos Martínez, un madrileño de 60 años con segunda residencia en el concejo de Llanes. Dos días después de ser dado de alta en el hospital de Arriondas, Carlos Martínez tuvo que ser operado de urgencia (media hora después de ingresar) en el hospital de Puerta de Hierro, en Madrid de un hematoma subdural (entre el cerebro y la meninge más externa o duramadre). Allí le dijeron los médicos que de no haberse sometido a la intervención de inmediato habría muerto. Carlos Martínez califica lo ocurrido de "negligencia". La gerente del Área Sanitaria VI, del oriente de Asturias, Margarita Pendás, prefirió no realizar ninguna manifestación sobre el asunto.

"Nada más entrar en Urgencias (del hospital Puerta de Hierro) me practicaron un TAC craneal y el diagnóstico fue hematoma subdural, del que fui operado inmediatamente por la doctora Laura de Reina Pérez, que me salvó la vida", señaló Carlos Martínez. Recibió el alta después de pasar tres revisiones con TAC craneal, una prueba que no le quisieron hacer en Arriondas, pese a que así lo había aconsejado "con insistencia" el primer médico que lo atendió, en el centro de salud de Llanes.

El madrileño presentó una reclamación en el hospital de Arriondas, en la que rogaba que se adoptaran las medidas pertinentes para que casos como el suyo no se repitan "por falta de la atención debida a los pacientes". La respuesta del centro hospitalario oriental fue una disculpa por escrito, en el que se justifica la atención que se le prestó, a la vista de los síntomas y la exploración física realizada. El afectado, que se planteó en un primer momento la posibilidad de presentar una denuncia en el Juzgado por lo que considera una "negligencia", ha decidido, en principio, que la denuncia sea simplemente pública, pues su principal meta es que se conozca su caso para que no se vuelva a repetir.

Carlos Martínez sufrió un golpe en la cabeza contra la puerta de su coche en el mes de mayo de 2015. El dolor inicial remitió y el madrileño creyó que todo había quedado en un susto, pero veinte días más tarde "el golpe volvió a dar la cara". Estaba en Llanes y acudió al centro de salud porque tenía dificultad para respirar, arrastraba la pierna derecha y notaba pérdida de fuerza en el lado derecho del cuerpo. Tras una exploración, el médico de guardia observó paresia (parálisis parcial o debilitamiento) en la pierna derecha y lo envió a Urgencias del hospital del Oriente.

Carlos Martínez asegura que el médico del centro de salud de Llanes insistió en que deberían hacerle un escáner en el hospital, aunque no incluyó esa recomendación en el informe. En Arriondas le radiografiaron la espalda y la médico concluyó que era cervialgia (contractura o dolor muscular). "Intranquilo por lo que yo consideraba ya en aquel momento un diagnóstico precipitado y erróneo, dado el lamentable estado físico en el que me encontraba, comenté a la doctora que el médico del centro de salud de Llanes había insistido en la necesidad de que me fuera realizado un TAC craneal, a lo que me contestó que la especialista era ella y que, por tanto, era ella quien tenía que valorarlo, y no lo consideraba oportuno, como tampoco la realización de ninguna otra prueba complementaria", señaló Carlos Martínez"

Tras ponerle una inyección, el tratamiento que le dieron en el hospital de Arriondas fue: evitar realizar esfuerzos y mantener posturas fijas, colocarse un collarín cervical intermitente durante unos días y dos comprimidos diferentes (un antiinflamatorio y un relajante muscular) durante siete días. Se aconsejó asimismo control y revisión por el médico de Atención Primaria y, en caso de empeoramiento, volver de nuevo a Urgencias. Acto seguido le mandaron a casa. Pero Carlos Martínez ya no las tenía todas consigo. El caso se agravó a la noche siguiente, cuando se cayó al suelo y no pudo levantarse por su propio pie. El 11 de junio, al ver que estaba peor y que perdía la fuerza del brazo y la pierna derechas, su hijo viajó desde Majadahonda hasta Llanes y se lo llevó directamente al hospital Puerta de Hierro, donde le hicieron de inmediato un escáner, que desveló el hematoma subdural y, en media hora, entraba en la sala de operaciones, pues había un "riesgo cierto, inminente y grave" para su vida. La neurocirujana que le operó destacó el "riesgo vital que había corrido por el tiempo transcurrido desde la evidencia de los síntomas"; de hecho, subrayó que de haber transcurrido veinticuatro horas más "es muy probable que hubiera acaecido mi fallecimiento". Carlos Martínez recibió el alta el 16 de junio, con medicación y con la necesidad de revisión por parte de un especialista, previa realización de un nuevo TAC craneal de control.

"Envié una carta al hospital del Oriente (el 14 de febrero pasado) para que casos así no vuelvan a ocurrir, pero dicen 'sí' y no me hacen ni caso". Dos días después, Carlos Martínez presentaba una "queja-reclamación" contra la doctora que lo atendió, al considerar que el riesgo que sufrió fue "fácilmente evitable" y, además, "imputable directa y objetivamente" a esa profesional, quien "con su actuar negligente, al negarse a que me fuera realizada la prueba médica elemental y necesaria para descartar la patología que realmente sufría, y poder establecer así un diagnóstico certero, puso en peligro mi vida". Carlos Martínez solicitó que se le incoara a la médico un expediente para comprobar lo ocurrido y, en su caso, que se le impusiera una "sanción disciplinaria", reconociendo así la existencia de "daños morales" ocasionados a él mismo y a su familia, así como "gastos y perjuicios" que deberían ser "indemnizados y resarcidos".

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