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Las bibliotecas resisten la presión de la tecnología

Las responsables de los centros de lectura de Llanes, Ribadesella e Infiesto observan que los préstamos, también los digitales, aumentan

Ana Vázquez en la biblioteca de Ribadesella. P. M.

¿Crisis? ¿Qué crisis? El título del mítico álbum de la banda norteamericana de rock sinfónico "Supertramp" bien podría encabezar la situación que viven las bibliotecas de la comarca oriental. Es cierto que las apreturas económicas han rebajado hasta el mínimo las aportaciones (económicas y materiales) de la Administración autonómica, pero el número de usuarios y de préstamos lejos de disminuir, aumenta. Eso al menos señaló ayer Carmen Acebo, responsable de la biblioteca de Llanes desde hace 32 años. El traslado de la instalación a la zona escolar y deportiva de la villa ha supuesto "mucho más movimiento", sobre todo de gente joven. "Ahora hay mucha gente que acude a la zona de estudio a preparar exámenes u oposiciones", señala Acebo, quien añade que también la crisis ha favorecido los préstamos, pues al haber menos disponibilidad económica ha caído la venta de libros.

¿Enemigos de las bibliotecas? Por ejemplo, las descargas ilegales, que hacen que muchos potenciales usuarios no acudan. No obstante, el préstamo de libros electrónicos marcha viento en popa, al contrario que el de CDs y DVDs, al menos en Llanes, con excepción de los infantiles. La biblioteca de Llanes cuenta con 21.000 volúmenes y tiene un destacado fondo antiguo, con numerosas primeras ediciones, algunas de las cuales durante estos días pueden ser consultadas.

María de las Nieves Fernández lleva 28 años al frente de la biblioteca de Infiesto y no se cansa. Esta licenciada en Historia asegura que en Piloña el libro en papel sigue teniendo "mucha importancia porque los lectores, en su mayoría personas ya mayores, todavía no están familiarizados con los nuevos soportes". Cuando cogió las riendas de la biblioteca había 7.000 volúmenes y hoy sobrepasan los 30.000. Pero la de Infiesto no sólo cuenta con libros, revistas y periódicos. También atesora CDs y DVDs. "Fuimos de los primeros en tener material audiovisual e internet" presume Fernández, que además diseña guías de lectura y asesora al público de la Casa de Cultura.

El mes pasado el número medio de usuarios diarios era de 72 y se prestaron 986 ejemplares. "Bajó algo el número, en parte porque hay menos novedades, al contar con menos presupuesto para compras, pero sigue habiendo muy buenos lectores en el concejo", afirma. De fuera también llegan a diario usuarios atraídos por los ricos fondos, como colecciones privadas. Cada martes , a las 17.00 horas, la biblioteca de Infiesto impulsa un taller de lectura infantil. La biblioteca también colabora con el servicio de ayuda a domicilio para que la cultura llegue a todas partes.

El sueño de Ana Vázquez, responsable de la biblioteca de Ribadesella, era trabajar en un museo hasta que descubrió la biblioteca en la que lleva 27 trabajando y que no cambia por nada. Ganadora durante quince años del premio de animación a la lectura "María Moliner", a esta historiadora del arte el soporte le parece "lo de menos. Lo importante es que se lea". Ve movimiento en la plataforma "E-Biblio Asturias", de préstamo de libros digitales, pero asegura que el mayor volumen, al menos en Ribadesella, sigue siendo en papel. No detecta, al menos de momento, un "boom" como el que sí hubo cuando se inauguró la fonoteca, que el préstamo de discos era continuo. De hecho, durante el primer trimestre del año de la biblioteca riosellana salieron 1.000 libros y tan sólo doce discos. Con los hábitos de lectura y la llegada del libro electrónico también ha cambiado el uso social de la biblioteca como espacio. "Antes era el centro cultural y en una tarde de invierno podías tener a sesenta niños", rememora la bibliotecaria riosellana, que ahora ve cómo esta opción compite con multitud de actividades extraescolares.

Con 1.756 socios propios y más de 13.000 volúmenes, Vázquez desprende pasión por su trabajo y la traslada a muchas de las actividades de fomento de la lectura que hace, como las "citas a ciegas" con los libros que preparó por San Valentín.

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