La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El colegio de Arriondas dice adiós a los libros, los deberes y los exámenes

"No queremos 'pitagorines', sino niños felices", dicen las profesoras Alba Hernández y Begoña García, que enseñan matemáticas con el monopoly

Alba Hernández y Begoña García con el trivial elaborado por los alumnos del colegio de Arriondas. C. CORTE

"No queremos 'pitagorines', sino niños felices y motivados". En las clases que las profesoras Begoña García y Alba Hernández imparten en el colegio público Río Sella de Arriondas no hay exámenes ni deberes y los alumnos eligen en asamblea los campos de estudio que más les interesa abordar durante el curso. Tampoco se exige comprar libros de texto específicos, lo que no impide que las estanterías del aula estén repletas de textos educativos que los niños traen de casa y se levantan a consultar cuando quieren.

El proyecto educativo, centrado entre otras cosas en reforzar la inteligencia emocional de los jóvenes, acaba de ser reconocido por la Fundación Telefónica como uno de los más innovadores del país. Al casting, celebrado en ciudades como Madrid, acudieron para explicar su labor más de mil docentes. Las maestras de Parres fueron las únicas asturianas que consiguieron colocarse entre los 32 finalistas.

"Nos pidieron que explicáramos cómo abordábamos en nuestro día a día maneras eficaces de despertar la inquietud de los alumnos en las diferentes materias. Cuando nos dijeron que nos habían seleccionado no lo creíamos porque había mucho nivel, pero lo cierto es que es un aliciente para continuar", explicaron García y Hernández. Y es que, según cuentan, se toparon a menudo con las reticencias de colegas docentes y algunos tutores que abogan por seguir el método tradicional. "Escuchas comentarios como que eres una vaga o que ojalá no les des clases a sus descendientes porque tu clase es un coladero de niños en el que aprueban todos al no haber exámenes", lamentan. "Los padres enseguida cambian de opinión en cuando ven que los críos son felices, más competentes y autónomos, se les despierta la curiosidad e investigan por iniciativa propia", relatan. Las profesoras abogan por una "ludificación" de las clases. Por ejemplo, para aprender a multiplicar u otras operaciones matemáticas se valen de juegos como el Monopoly o Hundir la flota y para mejorar su expresión oral recurren al teatro. "Para un niño de los primeros cursos de Primaria estar sentado en una silla una hora puede ser una tortura y conducir al aburrimiento y la desmotivación. Todas las metodologías son respetables, se puede llegar al mismo objetivo por distintos caminos", cuenta Hernández, que enseña llingua asturiana. Para aprobar, sus alumnos tuvieron como trabajo final de evaluación una investigación sobre mitología y el doblaje de una película al asturiano. "Que no hagan exámenes no quiere decir que no estén capacitados. Al contrario: tienen conocimientos de sobra para afrontar pruebas como la reválida de sexto y el día de mañana desenvolverse en la Universidad. Pero nos negamos a que los niños sean números y sean valorados sólo en función de notas que obtienen en un examen en el que se lo juegan todo", aclaró.

García trabaja con 16 alumnos de segundo de Primaria, que en el último cuatrimestre eligieron como temática los oficios antiguos para completar su formación, que incluyó charlas, una exposición final en colaboración con los padres y una visita al Museo de la Escuela Rural de Cabranes. También elaboraron un Trivial, cuyas preguntas, tablero y normas fueron diseñados en consenso por los niños, de 8 años.

"Hay que tener claro que el día de mañana no todos serán ingenieros pero sí deben ser felices y competentes para la vida, que sepan desarrollar habilidades sociales y trabajar en equipo o desenvolverse en tareas como hacer la declaración de la renta. Aquí no hay listos ni tontos, sino personas con diferentes fortalezas que tratamos de potenciar", matizaron las profesoras, que en agosto volverán a Madrid para participar en un programa educativo en televisión. "Queremos llevar con nosotros a los críos para que conozcan las tripas de la tele por dentro. Hablamos con los padres, con los que mantenemos comunicación constante, y en principio están de acuerdo en que vengan", concluyeron.

Compartir el artículo

stats