Una experiencia que "supera las expectativas" y vincula a la tierra de una forma especial con la que, además, los niños quedan "encantados". Esto es lo que vivieron la puertorriqueña Joanna Blanco y sus dos hijos, Juan Pablo y Alicia María Jiménez Blanco, que ayer disfrutaron del primer avistamiento de asturcones en el monte Cayón, una iniciativa puesta en marcha gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Piloña, la Asociación de Ganaderos del Monte Cayón, Asociación Piloñesa de Turismo (Aspitur) y la Asociación Empresarial de Piloña (Coservi).

El estreno fue especialmente emotivo, pues los visitantes tienen raíces piloñesas y viajan al concejo cada verano. "Siempre buscamos algo que hacer para liberar energía", bromeó Blanco, hija de Ángel Blanco Botella, de Villamayor. Los pequeños ya sabían de los asturcones por las estatuas que hay en la plaza de La Escandalera, de Oviedo, donde "siempre se quieren montar" y la expectación al inicio del recorrido era ayer máxima. A la entrada del recinto los recibió Vítor Blanco, el guía encargado de acompañar a los visitantes a lo largo del kilómetro amplio que conlleva el recorrido hasta el cercado donde finalmente se ven los asturcones

"Sí, mereció la pena el camino", aseguró la pequeña Alicia, de cuatro años, quien junto a su hermano pudo dar de comer e incluso acariciar algún asturcón. No todos se dan a las personas, aunque el macho "Saúco" es de los más confiados. En total son seis los caballos que se pueden ver en el monte Cayón, aunque en los próximos días nacerá "Macondo", un potro que llevará este nombre por el país donde transcurre la novela "Cien años de soledad" de Gabriel García Márquez. "Queremos internacionalizarlos y, al mismo tiempo, hacer un guiño a tantos emigrantes, a tantos piloñeses que tuvieron que irse y qué mejor raíz que esta", explicó Blanco, quien se detuvo en los cuatro paneles que se han colocado con información sobre las dos razas autóctonas que nutren la experiencia: el caballo asturcón y la vaca casina, de la que hay algo más de doscientos ejemplares en el recinto. Ambas suponen un atractivo turístico que los empresarios y ganaderos de Piloña quieren ensalzar con iniciativas como esta. Ayer al menos el objetivo se cumplió con creces, pues Juan Pablo Jiménez se fue para casa sabiendo que el asturcón, un animal propio de la tierra de sus antepasados, es un caballo "un poco más pequeño y negro".

Las visitas se realizarán los sábados al mediodía y es recomendable realizar reserva previa. Hay un cupo mínimo de dos personas y un máximo de veinte y los adultos pagan 14 euros, mientras que los niños de tres a doce años abonan cinco euros. Existen precios reducidos para los grupos de más de 15 personas.