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La cueva de Tito Bustillo, con las reservas completas hasta el 11 de septiembre

Este verano han entrado unas 16.000 personas, una cifra similar a la de 2015 por los cupos, pero en la gruta hay "más presión" de consultas

Un grupo de turistas entrando en la cueva de Tito Bustillo, en Ribadesella. P. M.

Colocarse junto al mostrador de la cueva de Tito Bustillo, en Ribadesella, cualquiera de estos días (y más si está nublado) es asistir a un auténtico goteo de personas interesadas en contemplar el arte paleolítico que alberga en su interior. Sólo pueden pasar 150 al día y cada pareja que se quede fuera deberá esperar, como mínimo, hasta el 11 de septiembre, pues no hay reservas disponibles hasta la fecha.

Fuentes del organismo que gestiona la cueva, "Recrea", explicaron que los datos desde el 1 de junio hasta el 21 de agosto entraron en la gruta un total de 16.026 personas, una cifra muy similar a la del mismo periodo del año pasado, cuando fueron 16.060 las que accedieron. Esta escasa variación se debe a los cupos establecidos (diez pases diarios de cinco personas, cinco días a la semana), pero a pie de cueva sí se nota una "mayor presión de consultas", como explican algunos trabajadores.

Son más las personas que llaman y que preguntan en la propia cueva por las posibilidades de visitarla y también las que se han de conformar con adentrarse en la Cuevona de Ardines (con un cupo más amplio, de hasta treinta personas) y con el centro de arte rupestre de Tito Bustillo. Pero no sólo en la riosellana se nota que el actual es uno de los veranos más concurridos en la comarca y en la región de los últimos años.

En otras cuevas como El Pindal (Ribadedeva) y El Buxu (Cangas de Onís) también han notado una mayor demanda de visitas y un fenómeno mucho menos frecuente y necesario que en Tito Bustillo, las reservas. Quienes se dispongan a visitarlas pueden tener que esperar dos o tres días, pues el turista es cada vez más abundante y está cada vez más informado e interesado.

En cuanto a las reservas en la gruta riosellana, sus gestores recomiendan "reservar con al menos dos meses de antelación para asegurarse", aunque con vistas al final del verano y el comienzo del otoño (la cueva está abierta el 30 de octubre) el tiempo de espera es menor.

El madrileño Nacho García y su familia experimentaron ayer la "decepción" por no poder entrar a Tito Bustillo, pues se habían hecho verdaderas ilusiones. "Sabíamos que tenía límite de visitantes, pero confiábamos en tener suerte, en alguna anulación...", expuso el turista, que esperó sin éxito un rato por si se caía alguna reserva. Se mantienen hasta unos treinta minutos antes del pase concertado y si en este tiempo el titular no ha retirado las entradas se ponen a disposición de quienes se han puesto a la cola.

Algunos han esperado horas para entrar y otros han intentado recurrir a las emociones para tratar de ablandar a responsables y guías, pero frente al cupo establecido ni las mayores lágrimas (como ha llegado a suceder) pueden.

La cueva de Tito Bustillo es uno de los conjuntos rupestre mundiales del arte paleolítico, declarada en julio de 2008 Patrimonio de la Humanidad por sus extraordinarias manifestaciones de arte rupestre paleolítico junto a otras cuatro cuevas asturianas y nueve más de Cantabria y el País Vasco. De los doce conjuntos que la forman, únicamente se puede visitar unos meses al año el Panel Principal para contribuir a la preservación y conservación de la cueva.

La edad mínima para acceder a la cueva es de 7 años y se desaconseja la visita a personas con dificultades de visión o movilidad. Se recomienda el uso de ropa de abrigo y calzado adecuado y no está permitido el acceso con comida o bebida.

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