"Tímida" pero "encantadora". Así describen a la nadadora olímpica Mireia Belmonte en el entorno más cercano de su novio, el piragüista parragués Javier Hernanz. La pareja pasó la noche del jueves en Arriondas, donde él fue homenajeado a raíz del diploma conseguido en los Juegos de Río. Parres se convierte así en un paraíso olímpico en el que los deportistas buscan hacer vida "normal" y descansar lejos del bullicio de Badalona, ciudad natal de la doble medallista.

Los jóvenes cenaron con unos amigos en el restaurante que Nacho Manzano tiene en La Salgar e hicieron noche en la casa familiar de Arriondas. Dedicaron la mañana de ayer a pasear con su perro por la capital parraguesa. Antes, cogieron fuerzas desayunando en la cafetería que los padres de Hernanz tienen en la villa. La excursión fue breve, ya que pronto pusieron rumbo a Gijón, donde tenían previsto acudir a un bautizo. Antes de subirse al vehículo, la campeona olímpica, mundial y europea, que vestía un look desenfadado con shorts y llevaba gafas de sol, rehusó hacer declaraciones a la prensa. El piragüista sí habló y aseguró estar viviendo un momento muy dulce y agradeció el "increíble" cariño que todo el pueblo le estaba brindando. "Estamos de paso por el homenaje. Nos vamos ya porque queremos disfrutar de unos días de vacaciones", apuntó sin especificar destino final.

Aunque trataron de pasar inadvertidos, fueron varias las personas que los reconocieron y les solicitaron un "selfie". Fue el caso de la trabajadora municipal Isabel Fernández. "A él lo conozco desde crío y es un cielo. Llama la atención lo sencillos y humildes que son. A ella se la veía un poco cansada, pero fue muy agradable y me pidió que no colgara la foto en las redes", contó. Muchos parragueses ni se enteraron de la presencia de la deportista catalana que este sábado realizará el saque de honor en el Santiago Bernabeu en el encuentro que enfrenta al Real Madrid con el Celta de Vigo. "Ella siempre se quedó en un segundo plano para no robarle protagonismo a Hernanz. Cuando va por la calle se pone capucha e intenta camuflarse", apuntaron algunos lugareños.

Entre los pocos afortunados que pudieron tomarse una foto con ella se encuentran Roberto Cinos, Candela Bertoa y Diego Soto. "Salíamos de la Casa de Cultura de habernos sacado fotos con 'Javu' (como conocen en Arriondas a Herranz) cuando nos llamó la madre de Candela y nos dijo que Mireia se había ido en dirección al Ayuntamiento. Allí la encontramos en el coche, le pedimos una foto y accedió", explicó Cinos.

"Nos hizo mucha ilusión porque además de ser campeona olímpica y un ídolo tuvimos el privilegio de ser de los únicos en sacarnos fotos con ella, ya que poca gente sabía que estaba allí", celebró el joven.