La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Grietas en Llanes

De los males de la casa de los Pola y sus diagnósticos

Grietas en Llanes

Hasta hace unos años, la casona de los Pola mostraba, a modo de tatuajes de posguerra, los retratos estampados de Franco y José Antonio junto a la hojalatería de Tanis. Ese edificio de la calle Manuel Cue de Llanes, del que se desprendió el otro día un trozo de cara o un jirón del alma hecho escombros, con el consiguiente desalojo de los vecinos, está cargado de solera y achaques. Es un venerable y obstinado mamut urbano que intenta acomodar sus extremidades artríticas en la cerca medieval, para poder asomarse al sol en el muelle.

Lo que pasó el 6 de octubre (ese derrumbe parcial de su fachada) suena, en realidad, a sabido y viene a revivir episodios de antaño. Ya en 1931, el arquitecto municipal del Llanes de la Segunda República, Joaquín Ortiz García, diagnosticó con precisión de galeno las dolencias del edificio. Ante la solicitud presentada entonces por la propietaria, Fernanda Mendoza Dosal, vecina de Madrid y esposa del conde de Santa Engracia, Francisco Jiménez de la Puente, para acometer obras en el inmueble de cuatro plantas, el arquitecto apuntaba en un informe reveladores detalles: en los muros de fachada y medianeros de las dos primeras plantas se apreciaban grietas casi verticales "y, al parecer, no progresivas", que se dejaban ver también en los muros de las dos plantas superiores: unas verticales "en todo el espesor del tabicón, en la separación de los pies derechos del entramado con el forjado", y otras inclinadas debido a pequeños movimientos de los cuarteles del fojado. "El estado de los maderos de este entramado no ofrece ninguna garantía para el desempeño de su función mecánica. El estado del alero del tejado chimenea y, en general, el entramado de cubierta es ruinoso", concluía el técnico.

No sabemos si al final se tomaron en cuenta estas observaciones de Ortiz y se llegaron a resolver aquellos problemas.

Más allá de estas cuestiones técnicas, propias de la vieyera, el inmueble admite hoy una cierta contemplación romántica, como si de un decorado de cine clásico se tratase. Detrás de esa fachada malherida perduran recuerdos y secretos de vivencias que el viento no acabó de llevarse del todo. En uno de sus pisos nació en 1878 el ingeniero, poeta, periodista, cronista cinematográfico y adaptador de guiones Baltasar Fernández Cue, que llegó a ser en los años 30 un alto directivo de la más importante productora en Hollywood (La Universal). El reciente suceso del desprendimiento en la casa de los Pola ha venido a coincidir con el hallazgo, en otra importante mansión de la villa, de un poemario inédito de Fernández Cue. "Mi otro yo" se titula, y podría ser para Llanes la noticia literaria más relevante de los últimos 60 años. El autor, fallecido en Venice (California) en 1966, confiesa en el prólogo, "paladinamente, pero sin la menor contrición, que, además de los innumerables pecados que he cometido en prosa, he perpetrado no pocos poemas, de los cuales entresaco y doy a continuación unos cuantos". La mayor parte de ellos está dedicada a la dama llanisca Justina Victorero Dosal, de la que Baltasar estaba enamorado en secreto y a la que en ningún momento cita por su nombre y apellidos.

En el fondo, esos poemas de amor vienen a expresar la urgencia de la existencia, que se arruga, se agrieta, se derrumba y se acaba. Igual, tal vez, que la casa de los Pola.

http://higiniodelriollanes.blogspot.com.es

Compartir el artículo

stats