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Francisco Fernández: "Un niño ha de ir a contramarcha en el coche hasta los 4 años"

Un menor va un 90% más seguro en sillas contrarias a la marcha, asegura

Francisco Fernández, ayer, en Oviedo, con una de las sillas a contramarcha. FERNANDO RODRÍGUEZ

"Estamos intentando que el mensaje llegue a todos los padres de España". Y ese mensaje que quiere transmitir Francisco Fernández Torvisco no es otro que alertar sobre la forma más segura de viajar en coche para los niños menores de cuatro años, que es con sistemas de retención infantil en el sentido contrario a la marcha. Así se puede evitar que los pequeños sufran, por ejemplo, una decapitación interna. No obstante, este asesor de sillas a contramarcha en "Baby's House", en Oviedo, explica que las hay también para menores que pesen hasta 25 kilos (unos 7 años). "Es un 90% más seguro ir a contramarcha", insiste.

Han lanzado a través de internet la campaña "Ni un peque más en peligro", que da nombre a la web y que se suma a otras como la iniciada por unos padres que perdieron a hijo tras sufrir una decapitación interna por culpa del sistema de retención. Se llama "Gabriel el Vikingo, La Leyenda de la Ola Verde". "Queremos transmitir que tienen que ir a contramarcha hasta, como mínimo, los 4 años", incide Francisco Fernández. Argumenta que mientras la cabeza de un adulto supone el 2% de su peso total, la del niño es un 25%, por lo que en caso de frenazo brusco se proyecta hacia delante con mucha fuerza, de ahí el riesgo de sufrir un latigazo cervical o, en el peor de los casos, una decapitación interna, sobre todo en las sillas con escudo. El arnés de algunos sistemas es otra trampa porque sujetan aún más el cuerpo, por lo que el cuello y cabeza se resienten mucho.

Francisco Fernández explica que como los pequeños "tienen las caderas en desarrollo, pueden flexionar las piernas y sentarse con los pies contra el asiento, mientras que si van mirando hacia delante, las piernas les quedan colgando y es más incómodo para ellos". Agrega que tampoco tienen por qué marearse más y al tener más visibilidad, "van más entretenidos".

Fernández lamenta que "en España estamos muy atrasados", pues en los países escandinavos comenzaron a usar sistemas de retención en 1964 y en 1970, establecieron como obligatorias las sillas a contramarcha, de ahí que el índice de mortalidad infantil en niños de hasta cuatro años sea casi inexistente. Insiste en que se adquieran en un punto de venta especializado porque es necesario realizar un estudio sobre las características del coche y la altura y peso del menor. "No son más caras que el resto de sillas, pues te durará entre tres y cuatro años", matiza. Sus precios oscilan entre los 300 y 600 euros.

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