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El peligro del pastor eléctrico

"No perdí el ojo de milagro", dice Juan Carlos González, herido al desbocarse su caballo tras pisar un cable en Llanes

Juan Carlos González, junto al cable que pisó el caballo. EMILIO G. CEA

"O se pone fin e esta situación o va a ocurrir una desgracia". Lo dice Juan Carlos González, quien asegura que en la localidad llanisca de Porrúa hay varios cables eléctricos para evitar que los animales salgan de las fincas que cruzan, sin estar soterrados, caminos públicos. Uno de estos cables estuvo a punto de provocar una desgracia el pasado día 2. Juan Carlos González montaba ese día a caballo junto a su hija por una zona de la ería de Porrúa situada muy cerca del negocio que posee de domesticación de perros cuando por accidente el caballo que montaba pisó el cable pelado del pastor eléctrico con la herradura y recibió una descarga de más de 12.000 voltios. "Se levantó de manos, me pegó con la cabeza un golpe el ojo izquierdo y me tiró al suelo", explica González. El suceso se saldó con su traslado inmediato al Hospital de Arriondas desde donde fue derivado al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Allí fue intervenido de urgencia por una fractura del suelo orbital y desplazamiento del globo ocular. Permaneció por este motivo cuatro días ingresado. "No perdí el ojo de milagro", explica.

La situación en relación a los cables eléctricos, no es nueva en esta zona de la localidad llanisca según explica el jinete herido. Juan Carlos González y otros vecinos, aseguran que están luchando desde hace tres años para que se cumpla la normativa y los cables se soterren con el objetivo de que no se registren más incidentes de este tipo.

"Los cables cruzan por mitad de los caminos. Se trata de zonas donde pasa gente en bicicleta, andando y vehículos pesados, por lo que muy pronto se pelan. A veces se ve incluso como salen chispas. He medido la potencia y daba 12.000 voltios", destaca González. "¿Acaso cuesta tanto soterrar los cables?", se pregunta. Alerta también de que las varillas que rodean las fincas y que sujetan los cables eléctricos, no están a la distancia reglamentaria de la vía pública y son además demasiado cortas, por lo que cualquier día puede ocurrir un fatal accidente. "Puede pasar alguien en caballo o en bicicleta, caerse, y clavarse una", sostiene.

"Se me ponen los pelos de punta al recordar lo ocurrido. El caballo salió despavorido, chorreando del estrés y temblando. Menos mal que yo iba delante y no fue el caballo de mi hija el que pisó el cable", indica. Tras recibir el alta hospitalaria ha puesto una denuncia por lo ocurrido ante la Guardia Civil. El pasado miércoles visitó el Ayuntamiento de Llanes para dar parte de la situación. "El responsable civil de los que ocurre en un terreno público es, en última instancia, el Ayuntamiento", resalta.

Incidentes como el ocurrido el pasado 2 de enero se repiten con asiduidad en este lugar, según subraya el afectado. El pasado verano una mujer recibió una descarga cuando paseaba por las inmediaciones de la ería de Porrúa ataviada con unas sandalias y sin darse cuenta pisó un cable pelado. No fue el primer accidente: hace dos años, durante la celebración de un raid hípico en esta localidad, uno de los participantes sufrió un incidente similar al de hace diez días que terminó con el jinete inconsciente y con importantes lesiones que aún no ha podido superar.

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