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Las prisas y la crisis, malas compañeras de una adecuada alimentación infantil

La enfermera pediátrica Patricia Lamuño aconseja evitar el exceso de azúcar y de carne y el déficit de vegetales y frutas

Patricia Lamuño, en su consulta del centro de salud de Ribadesella. P. M.

Cambiar la mentalidad de las generaciones que han tenido carencias a la de quienes viven en la era de la abundancia no es fácil, pero ha de hacerse por una cuestión de salud. Así lo ve la enfermera pediátrica Patricia Lamuño, que trabaja en el centro de salud de Ribadesella y concede mucha importancia a la alimentación infantil.

Las pasadas fiestas navideñas también pasan factura a la salud de los más pequeños, ante lo que la profesional receta un esquema ya clásico: "reducir las raciones y aumentar el ejercicio físico", también en los niños. "En la dieta alimenticia no se trata de suprimir ningún alimento natural, sino de controlar", añade, antes de empezar la casa por los cimientos: "La nutrición durante el embarazo de la madre y los dos primeros años de vida es lo que más sienta las bases de la salud" explica la profesional, antes de detallar cuáles son los "errores" más frecuentes que se encuentra en los hábitos de sus pacientes pediátricos, hasta los 14 años.

"Uno es la sobrealimentación, sobre todo por el exceso de proteínas animales. Y por defecto están las verduras, las frutas y los productos naturales", apunta Lamuño. Esta situación da como resultado que el índice medio de obesidad infantil en Asturias sea del treinta por ciento, una condición de la que el cuerpo (el sistema circulatorio en concreto) ya se empieza a resentir a los diez años. "Influye en la diabetes, la hipertensión, los problemas coronarios, el riñón, etcétera", enumera la enfermera.

Muy relacionado con lo que los niños se llevan a la boca está la educación que reciben en casa y también el ejemplo. "Es importante que los niños vayan a la compra y cocinen con sus padres. Está demostrado que tienen mejores hábitos quienes lo hacen que los que no", apunta. Esta dedicación enlaza con otro aspecto fundamental en la alimentación infantil: el tiempo que se invierte en ella. "Comprendo que el arroz o la pasta son los alimentos más baratos que se encuentran en el supermercado y también los que más rápido se cocinan, pero quizás le estemos dando demasiados hidratos de carbono", expone Lamuño, quien ha propuesto al Ayuntamiento de Ribadesella tratar de recuperar el comedor en el colegio público Manuel Fernández Juncos como una medida que asegure que, al menos una de las comidas diarias de los escolares, es saludable.

Los factores socioeconómicos y las prisas llevan a las familias a no siempre tomar las mejores elecciones. Luego hay equivocaciones que, además, están incluidas por el marketing o por los hábitos de generaciones, como la cantidad de azúcar de los alimentos. "Por ejemplo hay que escoger siempre fruta entera antes que zumo, natural o comercial.

Como la naranja mengua tanto su tamaño echamos tres y hemos de tener en cuenta que al no llevar fibra se digiere mucho antes y aumenta la absorción del azúcar", explica Lamuño, quien libra una "batalla" parecida con los yogures. "Siempre recomiendo los naturales, pues el resto suelen llevar mucho azúcar", así como también lo contienen muchos preparados infantiles hechos, supuestamente, a base de frutas.

Leer las etiquetas con detenimiento merece mucho la pena, ya que hasta los productos "sin azúcares" llevan a engaño. "Tienen hidratos de carbono camuflados bajo el nombre de polialcoholes, que al final también se traducen en azúcares", expone Lamuño, muy concienciada con que las consecuencias del azúcar van mucho más allá que ya sabido efecto en los dientes de los niños. Integrante de la Asociación Asturiana de Diabéticos, la profesional también tiene alternativas para todos los padres que, a estas alturas de la exposición, ya no saben qué dar de comer a sus hijos. Para el desayuno recomienda tomar un cereal: pan, cereales (sin añadidos, bajos en sal y en azúcar) o galletas sencillas, tipo María. Esto debe acompañarse de una pieza mediana de fruta fresca y de temporada y de un lácteo, un yogur natural o leche. Una buena comida estará compuesta de vegetales (una ensalada de tomate, por ejemplo), un cereal que bien puede ser arroz y una proteína, que puede ser la vegetal que aporta la legumbre y que "se absorbe mejor con el arroz", matiza la enfermera antes de poner como ejemplo los clásicos "negritos con arroz".

Y al postre, "fruta, una pieza entera", incide. El esquema de la merienda puede ser el mismo que el desayuno y para cenar han de estar nuevamente los vegetales presentes en el plato. "Por ejemplo con otra ensalada, de lechuga, tomate y cebolla", enumera. La presencia de carbohidratos y de proteínas puede darse a través de una tortilla de patatas y de postre nuevamente una fruta, aconseja la enfermera.

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