Asturias está a la cabeza de Europa en el desarrollo de una vacuna para erradicar la tricomoniasis, una enfermedad venérea que afecta negativamente al ganado bovino de la región y que se ceba especialmente con la raza de asturiana de la montaña (casina). Así lo confirmaron ayer representantes del Serida -entidad de investigación agraria, alimentaria y forestal adscrita a la Consejería de Desarrollo Rural- y de Aseamo (Asociación de Criadores Raza Asturiana de la Montaña) durante una charla informativa mantenida con los ganaderos en Benia de Onís. Ambos organismos están inmersos en un proyecto de investigación en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid para acabar con la tricomoniasis, que provoca abortos o retrasa en unos cien días la fecundidad de las vacas, lo que conlleva graves perjuicios económicos.

"Tenemos que ser optimistas porque los resultados de las pruebas realizadas hasta el momento han sido muy buenos y superan incluso a los de Estados Unidos. En Europa no hay otra vacuna", explicó Koldo Osoro, que recordó que el problema también se registra en otros lugares como el Pirineo.

Los ponentes explicaron que la incidencia de la enfermedad de transmisión sexual afectó al 30% de las vacas casinas antes del año 2008. Entonces se tomaron medidas como sacrificar a los toros enfermos y aunque la prevalencia disminuyó durante un tiempo hasta el 17%, las cifras en la actualidad vuelven a rondar el 30% inicial. Entre ese año y el 2010, el Serida comenzó un trabajo de campo en el que analizó ejemplares de asturianas de la montaña y también de los valles. La investigación continuó con la prueba de una vacuna experimental sólo para hembras -novillas y vacas- en Villaviciosa. El proyecto se encuentra ahora en una tercera y última etapa en la que los responsables buscan voluntarios -1.500 vacas de unas 30 explotaciones- entre los ganaderos locales que les permitan vacunar a sus vacas infectadas y seguir la evolución de todas sus reses tras su paso por los pastos comunales. "El llamamiento para voluntarios se hizo entre los ganaderos de Cangas de Onís e incluirá Parres o Piloña. La razón por la que no se incluyó a Onís o Llanes es porque cuentan con una ordenanza municipal de pastos que impide subir a los toros infectados a los comunales. Para este proyecto es necesario contar también con los que den positivo pero no queremos que os sintáis discriminados pues si da resultado seréis los primeros en beneficiaros de la vacuna", explicaron los responsables de Aseamo y el Serida. Los expertos estiman que si la Agencia de Medicamentos da el visto bueno a su protocolo, la vacuna contra la tricomoniasis podría comercializarse en un periodo inferior a los cuatro años.

Por su parte, los ganaderos onienses manifestaron su preocupación porque sus toros puedan entrar en contacto con otros animales infectados de concejos limítrofes durante su estancia en pastos comunales. Además, solicitaron que de cara a futuras campañas el Ayuntamiento exigiera de cara a la concesión de licencia de pastos la certificación sanitaria de estar libre de enfermedades contagiosas de todos los toros, no sólo de los que vayan a subir al puerto, bajo pena de sanción económica y retirada de licencia.

La tricomoniasis es una enfermedad venérea producida por el trichomona foetus, protozoario flagelado que mide 15 micras de longitud y caracterizado por su gran movilidad. En el macho la enfermedad es asintomática, mientras que en la hembra provoca aborto durante los primeros meses de la preñez, entre el tercero y el quinto mes de gestación. Hasta ahora la única solución por la que se optaba era por sacrificar a los animales.