El párroco de la localidad piloñesa de Sevares, Luis Marino Fernández Solís, creará una comisión vecinal para gestionar el arreglo del muro del cementerio parroquial. La medida llega después de que unos diecisiete metros de la tapia del camposanto cedieran de forma estrepitosa tras la celebración de la misa del domingo como consecuencia de las fuertes lluvias registradas, dejando al descubierto las zapatas de los nichos.

Fernández estima que el coste total de la reparación del muro rondaría los 43.000 euros. De momento, el cura se ha puesto en contacto con un constructor de la zona para acometer los primeros trabajos de urgencia para evitar destrozos mayores que puedan afectar a la integridad de los nichos. Las obras comenzaron ayer y por ahora se centran en el apuntalamiento y la cimentación de las sepulturas que quedaron en el aire al desplomarse la muralla. Las grandes dimensiones de la tapia del camposanto hacen que los trabajos a realizar no sean sencillos.

Para una segunda fase aún por fechar quedaría la renovación total del paredón, que podría levantarse de nuevo en piedra o con hormigón. "Elegiremos el material siempre teniendo en cuenta cuál es la opción más segura y económica", matizó Fernández. Él mismo presidirá la comisión encargada de gestionar las obras, que contará con tres miembros: un secretario, un tesorero y un vocal.

"Estará formada por vecinos de la zona que conocen bien el terreno y cuenta con pocos miembros con el objeto de que opere con mayor agilidad", explicó. La delegación se encargará de valorar las futuras actuaciones que precise el cementerio de Sevares.

La intención del párroco local es la de abrir un camino desde la rectoral con grijo para facilitar la entrada de la maquinaria pesada necesaria para efectuar las obras como camiones o palas de grandes dimensiones. "No creemos que tengamos problema porque los terrenos son de la iglesia y el equipo de gobierno de Piloña se ha puesto en contacto con nosotros para transmitirnos que contamos con todo su apoyo para agilizar los trámites, permisos y lo que podamos necesitar", aseguró el párroco de Sevares.

El cementerio parroquial de Sevares alberga alrededor de trescientas sepulturas por lo que los propietarios de los nichos tendrían que aportar una cantidad ligeramente superior a los cien euros para contribuir al arreglo del muro. Muchos de ellos se pusieron estos días en contacto con el párroco para mostrar su preocupación ante la posibilidad de que las tumbas de sus familiares y amigos fallecidos pudieran verse afectadas por el derrumbe. Por eso, Fernández no dudó en poner en marcha unos trabajos con la máxima urgencia para que los finados descansen en el lugar digno que se merecen.