Era primavera y la Sociedad Espeleológica y Barranquista "Escar" exploraba una torca en Porrúa (Llanes), de la que Pablo Solares, Victoria Álvarez y Emma Prieto salieron dudando si los huesos hallados en la cavidad pertenecían a un león o a un leopardo. Así lo rememora Solares, quien comunicó el hallazgo al Principado y a la Universidad y regresó a los pocos días para tomar unas fotos que confirmaron que se trataba de una Panthera leo, nombre científico del león cavernario.
El descubrimiento, recogido por LA NUEVA ESPAÑA, es relevante por tratarse del ejemplar más completo de los aparecidos hasta ahora en Asturias y está siendo estudiado por el paleontólogo Diego Álvarez Lao, de la universidad asturiana. No era, sin embargo, la primera experiencia paleontológica de Solares, quien participó en descubrimientos como las pinturas rupestres de la cueva de Pruneda (Onís), de la Pandala (Llanes) y en Jou Amieva (Llanes), donde se recuperaron restos óseos humanos. "Es muy habitual encontrar huesos de animales en las torcas o simas", relata antes de aclarar que, si bien no son expertos, sí tuvieron "la fortuna de encontrar en superficie parte de la mandíbula de un animal grande que, por su dentición, se trataba sin duda de un carnívoro". Entraban en una cueva "virgen, totalmente inexplorada por el ser humano", avanza antes de asegurar que la espeleología es "una experiencia vital y no siempre fácil de transmitir con palabras".
El equipo ha explorado casi un kilómetro de galerías y conductos de una torca con "difícil acceso y que requiere de técnicas y materiales específicos de espeleología vertical", ya que la propia entrada a la cavidad es una sima de casi 20 de metros. Solares trabaja como guía en la cueva la Peruyal y en el Aula Interpretativa de la Fauna Glacial de Avín, ambas en Onís. "La comarca ya es todo un referente para el turismo cultural relacionado con la prehistoria y la paleontología". Y espera que en el futuro las piezas se expongan al público.
