A los seguidores de San Emeterio, en la localidad ribadevense de Pimiango, no les duelen prendas caminar los dos kilómetros y medio que separan la iglesia parroquial del campu de la fiesta. Sea porque se trata del patrono de los problemas en los pies, a quien se encomendaban los zapateros locales o por el apego que hay a la celebración, ayer todo el mundo en la fiesta de Santu Medé estaba "de enhorabuena". Así lo expresó Jesús Vicente, vicepresidente de "Comandefe", la comisión organizadora de la fiesta.

La de Pimiango ha sido la única fiesta en ser declarada este año de interés turístico regional, un reconocimiento que se suma a sus virtudes. "Se diferencia, sobre todo, por ser la primera del año en el concejo, por lo que también tenemos que estar pendientes del tiempo", explicó Vicente, acompañado por su hijo, Jesús Vicente Torga, y por sus nietos Siro y Galo Vicente. También la procesión, "esta larga peregrinación", la hacen singular, así como el entorno en el que está ubicada la capilla de San Emeterio. A los feligreses les gustaría "tener más cosas y traer más grupos", que la fiesta siguiera creciendo, pero comprenden que el tiempo es limitado.

A la procesión, acompañada de más de cincuenta aldeanas, siguió la misa de campaña en la capilla de San Emeterio, cantada por el coro "Manín" de Lastres y tras el oficio actuaron los grupos folclóricos llegados desde Asturias y Cantabria. Santu Medé es, de hecho, un punto de encuentro entre los amantes del folclore de ambas comunidades, como destacó Marino Gil, residente de El Peral aunque natural de San Vicente de la Barquera. "Viene muchísima gente de Cantabria", destacó quien además es integrante de la Banda de Tambores de Ribadedeva, presente ayer, antes de celebrar la declaración. A esta podría unirse una buena noticia este año, ya que el alcalde, Jesús Bordás, ha animado a los vecinos de Pimiango a presentarse al premio Pueblo Ejemplar de Asturias, ya que "reúne los requisitos".