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La pescadera lastrina que corre por pedreros

"Lo llevas en la sangre", dice de las carreras María Garrido, ganadora de la Costa Trail y al frente del negocio que heredó de su abuela

Lo de correr diez kilómetros por los pedreros sin caerse y a buena velocidad es algo que "llevas en la sangre". Al menos así lo ve la lastrina María Garrido González, ganadora absoluta de la categoría femenina del Costa Trail de Gijón, que el domingo celebró su segunda edición. Nació hace 32 años en la villa marinera y regenta uno de sus establecimientos más emblemáticos, la pescadería "La Chucha", como conocían a su abuela, Adelina Menéndez, en el pueblo cuando en 1950 abrió el negocio.

Siempre le gustó el deporte, pero apenas lleva dos años practicando atletismo en el polideportivo de Colunga. Este año se han unido al club Colunga Atletismo Jurásico y la lastrina asegura que cada vez le gusta más participar en carreras. "Antes salía a correr por libre, tres o cuatro veces por semana, siempre por la tarde. Desde que empecé a entrenar tengo cada vez más el gusanillo de las carreras", explica Garrido, quien se considera "principiante" y agradece el ánimo que le dieron sus compañeros para participar. En estos dos años ha participado en tres carreras de montaña y encuentra las competiciones "dinámicas y divertidas. Buscas algo que te llame y te apasione" y que ella ha encontrado en pruebas como la Costa Trail, como descubrió el domingo. "Correr por el pedrero me llama y también me llena. Supongo que por estar desde pequeña siempre por las pozas y porque además nos gusta mucho pescar y solemos ir al pedrero", explica antes de referirse a su pareja, José Luis González Villar, quien también participó en esta segunda edición junto al amigo de ambos Fernando Roza Martínez, que quedó tercer en la edición anterior.

La deportista lastrina es de las que en verano a menudo prefiere un pedrero para tomar el sol que la arena y este contacto con el terreno le facilitó situarse en cabeza en la costa gijonesa, porque no preparó la prueba. "Pensamos en ir a conocer el recorrido, pero un día por otro y al final no lo hicimos. Ni fui a verlo ni sabía nada", señala Garrido, quien aprecia la diferencia entre los corredores que están acostumbrados a correr por el asfalto, que suelen llegar al pedrero y asustarse, ya que ambas superficies no tienen nada que ver.

"Requiere mucha concentración para ver en qué piedra vas a poner el pie y que no resbales", describe Garrido, quien nunca pensó "que iba a ganar. Estaba muy tranquila". La del domingo fue una prueba dura, pues una de las claves para elegir los puntos de apoyo es el color de las rocas "y llovió un montón. Había muy poca visibilidad", describe la lastrina antes de apuntar que mejor las rocas marrones que las verdes, que indican presencia de verdín. El domingo, sin embargo, "no se veía nada. Hubo un momento en que paré y tuve que levantar la vista", describe la corredora antes de apuntar que correr por los pedreros implica estar pendiente del suelo más inmediato pero también de lo que hay por delante.

La campeona no ha parado de recibir felicitaciones, tanto en la pescadería como a través del teléfono y las redes sociales. Mientras, la lastrina continuará con el trabajo que comenzó su abuela y que después heredaron su padre (Andrés Garrido Menéndez) y su madre (Elena González Victorero). Tras el fallecimiento del primero, María y su hermano Andrés están ahora al frente del negocio, con otra pescadería en Pola de Siero.

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