Ribadesella lleva doce años esperando por la senda costera, los mismos que tiene el proyecto elaborado por el Principado. El riosellano es, de hecho, de los pocos concejos que no cuentan con esta inversión regional que serviría para adecentar una zona muy transitada pero en parte tomada por la maleza.

Uno de los permisos para desbrozar solicitados por el Ayuntamiento era para limpiar esta senda, pero el Principado lo ha denegado. Se basan en un informe en el que se recoge que ya está limpio, pero a pie de senda la realidad es otra. "Alrededor de Arra y entre Arra y Guadamía hay cotoyales de dos metros", describe la alcaldesa, Charo Fernández Román, de Foro Asturias, antes de ver en la negativa "motivación de incordiar". Para la regidora riosellana la colaboración entre administraciones "no existe" y la local es la "más perjudicada". El responsable de elaborar el informe que luego se tuvo en cuenta en la decisión regional se mostró de acuerdo con la medida de forma verbal, pero luego cambió de opinión.

La seda costera "E-9" tiene dos tramos a su paso por el concejo riosellano: uno el que va desde la playa de L'Atalaya, en la villa, hasta la de Guadamía, en Cuerres. En el otro sentido, la senda conectaría Ribadesella con Prado, ya en el vecino concejo de Caravia. En el tramo riosellano la senda discurre por parajes tan bellos como los acantilados de Tomasón o Palu Verde, atraviesa el área recreativa del Infiernu y pasa junto al pedral de Arra, una zona que también lleva más de una década esperando por un acceso seguro.

Este mes de junio cumplirá doce veranos consecutivos sin bajada, después de que un gran argayo rematase en la primavera de 2007 el deterioro que las lluvias torrenciales y los golpes de mar del invierno anterior habían comenzado. En 2015 la Costas rechazó la solución propuesta por Ribadesella para habilitar un camino en la tierra que permitiera a los usuarios acceder con mayor seguridad. La única solución que el departamento estatal considera segura ya está plasmada en un proyecto y cuesta más de un millón de euros, un dinero del que no disponen.