La cueva del Buxu alberga 55 dibujos -30 de animales y 25 de signos que marcaron momentos claves para el desarrollo humano. Esos fue uno de los datos que el historiador Mario Menéndez ofreció ayer en Cangas de Onís durante la presentación del libro del centenario del descubrimiento de la gruta, que cuenta con ejemplos de arte rupestre paleolítico. "Es una publicación con rigor científico pero no se queda en una mera memoria de las excavaciones que realizamos sino que buscamos que fuera una lectura amena para todos los públicos interesados por el arte rupestre", aclaró el autor.

El acto sirvió para rendir homenaje a María Luisa Quesada, que durante 42 años - desde 1960 hasta su jubilación en el 2002- ejerció como guardesa y guía de la cueva, ubicada en la localidad canguesa de Cardes. Menéndez, que elaboró el libro del centenario en colaboración con Jesús Jordá, José Manuel Quesada, Julio Rojo y Pedro Saura, puso en valor la labor de la guardesa. "En 1954 se habilitó la cueva para el turismo alterando su fisionomía y provocando daños irreparables en las pinturas. El deterioro hubiera sido mucho mayor si Luisa no la hubiera cuidado con celo, vigilando que los visitantes no cometieran irregularidades", dijo.

A la presentación acudió la directora general de Patrimonio Cultural, Otilia Requejo, que calificó la cueva del Buxu como "un bien patrimonial, arqueológico y artístico de primer orden". Por su parte, el alcalde cangués, José Manuel González, puso en valor este y otros yacimientos cangueses como la cueva de La Huelga o la de Los Azules.