La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Delante de los niños, mejor callar la boca

Diálogo, no discutir ni hablar mal del otro en presencia de los hijos son algunos de los consejos de la psicóloga Susana Alba para llevar mejor el divorcio

Susana Alba Cardeli. M. M.

La separación o divorcio de los padres es una situación dura a la que cada vez se enfrentan más familias. Es un trance que no sólo afecta a la pareja, los hijos y el entorno también sufren la ruptura. Pero los niños son los más vulnerables. La psicóloga Susana Alba Cardeli explica las claves para que este proceso sea lo menos traumático posible.

Es imprescindible conocer las reacciones que se pueden producir para estar atentos y minimizar sus efectos. Son manifestaciones muy similares a cuando se produce una pérdida o duelo y lo expresan de formas muy diferentes. Los efectos también varían según la edad de los niños.

La reacción principal suele ser la ansiedad. Los pequeños tienen más dificultades para manifestarla. Entre 2 y 5 años se traducen en: quejas hipocondríacas (dolores de cabeza, abdominales, vómitos, problemas dermatológicos, pérdida de apetito y otros trastornos corporales), conductas regresivas (vuelven al chupete, biberón o se hacen pis si lo habían controlado), conductas de apego físico (se convierten en la sombra de la madre, por ejemplo), hiperactividad, agresividad, insomnio, miedo a estar solo, terrores nocturnos o trastornos del comportamiento (rabietas).

Los niños un poco mayores, de 5 a 9 años, tienen más capacidad para manifestar sus emociones, apunta esta orientadora escolar. Aunque pueden darse las conductas ya mencionadas, "aparece más claramente la tristeza y sobretodo, el sentimiento de culpa", indica esta psicóloga infantil. "En el fondo, en estos niños ya más mayores siempre subyace la fantasía de que pueden hacer que sus padres vuelvan a estar juntos y, a veces, sus comportamientos son llamadas claras de atención", explica. Lo habitual es que muestren: tristeza y llanto, sentimiento de rebelión, síntomas psicosomáticos o enfermedades, culpa, idealización del padre o madre ausente, rivalidad o agresividad hacia el progenitor que tiene la custodia, disminución de la autoestima, fracaso escolar, agresividad o hiperactividad.

Aunque a partir de los 9 años y hasta la adolescencia, la circunstancia de la separación de sus padres pueden manifestarla de manera muy similar al grupo de anterior edad, "se rebelan y tratan de que los padres, con un esfuerzo solucionen el problema, que a veces no quieren aceptar", argumenta Susana Alba. Así que suelen aparecer reacciones como: renuncia a hablar del asunto, intensa ir contra uno o ambos padres, deterioro de las relaciones con los compañeros, puede ser convertirse en aliado de los padres, conducta antisocial, exceso de madurez (en ocasiones, el menor protege al progenitor que percibe como más débil), fracaso escolar, agresividad e hiperactividad.

Estos comportamiento hay que "interpretarlos como una manifestación del dolor y un proceso que deben atravesar, pero también aceptar y superar", recomienda. El diálogo es fundamental y también una buena relación de sus padres que "permita al niño tener confianza y ser capaz de expresar sus emociones".

Partiendo de que "el diálogo es lo primero", porque "es necesario hablar del tema, de manera clara, directa y honesta, pero siempre adecuada a la edad del menor y su capacidad de comprensión", Susana Alba da unos consejos para que los menores sean capaces de llevar mejor la separación de sus padres. Agrega que hay que observar y detectar los cambios en su conducta o en su respuesta emocional, para poder resolver los problemas en su comienzo. También se deben evitar los comentarios negativos sobre el otro progenitor y no discutir delante de los hijos. Tratar de que la separación suponga el menor número de cambios en al vida del niño contribuirá a su estabilidad y seguridad. Además, hay que: mantener las normas y límites, no usar a los niños como mensajeros ni espías del otro, no hacerle sentir culpable, no abrumar a sus hijos con temores o preocupaciones, no forzar para que acepte una nueva pareja y darle tiempo. Es importante informar de la separación en el colegio.

Compartir el artículo

stats