La capital del concejo de Peñamellera Baja, Panes, lució sus mejores galas para celebrar la fiesta en honor de su patrón, San Isidro Labrador. Un desfile de carrozas, una animada feria de ganado en el recinto del campo de San Román, donde tomaron parte más de dos centenares de cabeza de ganado, y una misa, fueron los actos centrales de la jornada.

Comenzó el día de San Isidro con el tradicional desfile de ganado por el centro de la localidad camino del lugar donde tuvo lugar la feria. Vacas, en su mayoría, caballos y ovejas, compusieron el grueso de los animales presentes. Desde la localidad ribadevense de Pimiango acudieron también dos impresionantes bueyes tudancos, de nombre "Chato" y "Alegre", propiedad de Víctor Nosti y su hijo Pablo. "Nos invitaron y es la primera vez que venimos. Hay muy buen ambiente. Hacen falta eventos de este tipo en la comarca", aseguraron.

El aplaudido desfile de carrozas partió de Siejo pasadas las once y media de la mañana. La carroza "El Parque" fue una de las más aplaudidas. En ella se recreaba una cabaña con los oficios de antaño. Lorena Gutiérrez y su hija Laura Rodríguez, de 2 años, Marta Bada y su pequeña Mesilda Mier, de 3 años; junto a Leire Gutiérrez y Ángela Sampedro, de veinte meses, quien lucía un simpático mono de ganadera para orgullo de su madre, Paula Erice, se subieron a la misma. "Le van las vacas", señaló Erice de su hija. Las creadoras del cortejo fueron ellas mismas junta a Sevi Gutiérrez, el propietario del camión. "Participamos siempre que podemos", señalaron Lorena Gutiérrez y Marta Bada. Junto a ellas desfilaron también Fernando de la Fuente, con su hijo de 5 meses, Gonzalo, e Inara Llera, con su pequeño Matías Gutiérrez. "Se han portado muy bien", aseguraron ambos padres.

Sobre la carroza del "Chigre El Patinazu" iban Mónica Pérez Campillo, como chigrera, y los niños Lucía Collado, Fernando de la Fuente y Alejandra Collado de 8, 4 y 5 años, respectivamente. "Nos encanta esta fiesta y participar en el desfile de carrozas", manifestaron los niños mientras se metían en su papel de clientes del chigre y jugaban al dominó y a las cartas.

Desde la localidad de Alevia llegó otra carroza que recreaba un llar. Monchi Álvarez y Eva Quintana, junto al resto de vecinos de esta localidad peñamellerana, fueron los encargados de dar forma a la misma. La pequeña Daniela Álvarez era una de las niñas que iban en ella. Pura Noriega, de 86 años, hilaba. "Antiguamente hacíamos así chaquetas y calcetines", señaló.

El ganadero local, Ramón Sanromán, acudió al prau de la fiesta con 61 vacas de la raza rubia de Aquitania. Junto a él estaba Paco Cuevas y Ramón Gutiérrez. "La feria ha cambiado mucho. Antes era de compraventa y ahora es más de exhibición. Yo tuve ganado hasta los 18 años. Luego emigré a Chile", indicó Cuevas. Los hermanos Eduardo y Alejandro López, de Alevia, aportaron a la feria once vacas y siete caballos. "Hacia unos años que no veníamos. Hay ambiente, aunque mucha gente no pudo venir por el saneamiento", explicó Eduardo López. El mayor lote del certamen lo llevó Joaquín Villegas, con 74 vacas. El tratante Amador Molleda, de la localidad llanisca de Balmori (Valmori), adquirió tres vacas paridas a un precio de 1.200 euros cada una, un xatu pastero por 750 euros y otro pequeño por 300 euros.