Falleció -contaba 85 años- practicando en la tarde del sábado su afición favorita: la pesca fluvial en el río Sella, en el lance salmonero La Escrita, a poco más de un kilómetro de distancia del puente "romano" de Cangas de Onís. Al mediodía de ayer, la iglesia de Santa María fue un verdadero hervidero de familiares y amigos que quisieron darle el último adiós a David Hórreo Vega, a quien todos sus convecinos conocían como "Davizu", una persona entrañable y muy querida en la vieja capital del Reino.

Davizu se dedicó profesionalmente al sector de la construcción y, de forma especial, a la albañilería. En sus años mozos llegó a jugar -extremo izquierda- en el histórico Cánicas AC y, en otro apartado, también formó parte de la masa coral "Peña Santa", fundada a mediados de la década de los 50 del siglo pasado por Ramón Aniceto Prada Vicente. Amigo de sus amigos, se trataba de un buen tertuliano, sobremanera a la hora de charlar sobre aspectos futbolísticos -simpatizaba por el Real Oviedo- o de pesca, tradición ésta que transmitió a sus hijos varones.

Regentó, asimismo, durante varias temporadas, junto a su familia, el bar-merendero "El Hórreo", cerca de la monumental "Campanona", en Covadonga. Suegro del piragüista Emilio Llamedo Iglesias -está casado con su hija María Hórreo Montes-, y consuegro del llorado Emilio Llamedo Olivera, Davizu era puntual durante las últimas ediciones al Descenso del Sella y, en especial, en el momento de acompañar a sus pequeños nietos al protocolario acto de izado de banderas.

Cangas de Onís amaneció este lunes bajo una ligera capa de orbayu, en vísperas de San Antoniu, como si esa llovizna fuesen lágrimas en memoria de Davizu. Ya nunca más nos toparemos con él sentado en las barandillas del parque municipal o bien en los aledaños del parque Casa Riera o en el jardín de los Reyes Caudillos, sus lugares preferidos, cotidianamente, para distraerse y conversar con su amistades. La ciudad se ha quedado huérfana de otro vecino con gran carisma. Allá, donde esté, seguro que seguirá dándole patadas al balón con "Minico", Armando Mori y tantos otros, como si estuviesen en el mismísimo Santa Cruz.

Descanse en Paz.