Un enorme museo biológico y geológico al aire libre y un aula de excepcional belleza que además funciona como reclamo turístico de primer orden. Es en lo que se puede convertir el Oriente si el paseo se da de la mano de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), que desarrolla un curso de verano al que asisten 40 personas de toda España. El grupo recaló ayer en Ribadesella, donde conocieron la localidad de Torre, el desfiladero de Entrepeñes, la playa de Vega y la Cuevona de Cueves.

Los alumnos, de todas las edades y perfiles, conocieron los primeros puntos junto a la geóloga Luna Adrados, quien se detuvo en Torre para señalar el "puente de arco hecho con la erosión del río y la disolución kárstica" para a continuación optar por la caminata hasta Vega. "Caminando se es más consciente del desfiladero, de la profundidad y la estrechez", comentó la geóloga, en relación a Entrepeñes, "uno de los pocos desfiladeros hechos sobre roca cuarcítica" en Asturias y que es hábitat, además, de especies como el halcón peregrino, "dentro de la fauna amenazada de Asturias". Adrados condujo al grupo por la playa de Vega, abarrotada por bañistas y surfistas y en la que apreciaron el sistema dunar y huellas de dinosaurios.

En Cueves tomó la palabra Gonzalo González Villarías, coordinador del curso, quien desveló la fauna de la Cuevona, la que hay y la que ha desaparecido "como consecuencia de la presión turística, del tráfico rodado y la iluminación", explicó. Las colonias de murciélagos prácticamente han desaparecido y también la salamandra ciega, "especie singular" de la gruta. "Perviven algunas especies de rana en el riachuelo llamado La Cueva, que formó esta maravilla natural", expuso. Describió los musgos y líquenes "bastante singulares" de la Cuevona y habló de la formación de la cavidad, "un caso curioso en el que la naturaleza facilitó al hombre el acceso a uno de los pocos espacios cultivables en el curso del río Sella".