La Asociación de Vecinos de la Zona Rural de Ribadesella no quiere que se derribe la plaza de abastos. El colectivo reaccionó ayer así a la corriente social que tras la demolición de la nave de Angulas Delfa cuestiona el uso de la plaza y apuesta por tirarla para ganar ese espacio y añadirlo al de la industria de pescado.

La asociación defiende "la conservación, no sólo del edificio emblemático, sino de su carácter primigenio", es decir, el de "punto de venta que dé salida a los excedentes de los productores del sector primario de la zona", explican. La Asociación de Vecinos de la Zona Rural de Ribadesella pide, además, que la plaza sea "parte de un plan de dinamización económica de los agricultores y ganaderos de la zona en el que se impliquen todas las administraciones, así como establecimientos y minoristas locales". Quieren de algún modo seguir lo que, "acertadamente, se ha hecho con los productos de la pesca", que en Ribadesella cuentan con un sello de calidad que ayuda al consumidor a diferenciarlos en pescaderías y restaurantes.

Los vecinos de la zona rural persiguen "no sólo buscar nuevas vías de negocio encaminadas a fijar población en la zona rural", sino también "abrir alternativas al monocultivo del sector terciario y especialmente turístico en el concejo". La plaza de abastos se empezó a construir en 1936 y se concluyó tres años después. Hoy es uno de los pocos edificios racionalistas de Ribadesella y, si bien en las normas subsidiarias -que rigen el urbanismo del concejo hasta que se apruebe el planeamiento- está incluida en un inventario de bienes protegidos, el catálogo que se tramita en paralelo al Plan General de Ordenación no prevé ninguna protección para la plaza de abastos al no considerarla de interés, lo que permitirá su demolición si la Corporación así lo decidiera. Con todo, lo único que hay seguro de momento es que la nave de Angulas Delfa ha pasado a mejor vida y en el terreno ya no queda ni rastro de un edificio que ha formado parte del paisaje riosellano durante los últimos sesenta años. La empresa encargada de la demolición y la urbanización espera comenzar a hormigonar (el paso previo a asfaltar) esta tarde o mañana. El desmantelamiento de la nave comenzó el pasado día 6 con la retirada del amianto del tejado y continuó con el derribo de una estructura que ha dejado unas 720 toneladas de escombro.