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La cueva de Coímbre fue lugar de paso para los seres humanos hace más de 20.000 años

La cavidad, en Peñamellera Alta, es uno de los yacimientos de mayor interés del Gravitiense, según un estudio científico

Visita turística realizada a la cueva de Coímbre en 2014. P. M.

La cueva de Coímbre, en el concejo de Peñamellera Alta, tuvo una ocupación "efímera, de tipo logístico y puntual, ligada posiblemente con eje de tránsito este-oeste" durante el Gravetiense (hace entre 20.000 y 30.000 años). Así se refleja en la investigación "Subsistencia, movilidad y adaptación al medio de los cazadores-recolectores gravetienses en el sector occidental de la región cantábrica: la cueva de Coímbre", que acaba de ver la luz en "Trabajos de Prehistoria".

En ella se describe la gruta como "uno de los contados ejemplos" de este periodo en el centro-occidente cantábrico y uno de los yacimientos "de mayor interés" cerca de su margen occidental de expansión por el continente europeo. Realizada por los investigadores David Álvarez-Alonso, José Yravedra, Esteban Álvarez-Fernández, Aitor Calvo, Pilar Carral, María José Iriarte, Jesús F. Jordá, Carmen Sesé, Paloma Uzquiano y Álvaro Arrizabalaga, tiene como materia de estudio las últimas excavaciones realizadas en la gruta, en 2012, tras las que han analizado la fauna, la industria lítica y los restos arqueobotánicos y han interpretado la secuencia arqueológica y sedimentológica. El objetivo era conocer las ocupaciones de la cavidad en esta época bajo una "perspectiva territorial, donde las estrategias de subsistencia desarrolladas son determinantes para interpretar el tipo de ocupación existente".

A través de los escasos restos de aves sedentarias recuperados durante las excavaciones, los investigadores sugieren la existencia de "medios abiertos y despejados con poca vegetación, tanto pastizales como matorral bajo". La presencia de aves como las chovas (en zonas abiertas y rocosas) y perdices (en herbazales amplios u otras cubiertas vegetales que no superarían su altura) apuntaría "a unas condiciones medioambientales más frías que las actuales", algo compatible con los datos de "micromamíferos". En uno de los niveles de la cueva se recuperaron 12.804 fragmentos óseos, el 93,6% de ellos quemado y el 97,8% inferiores a 3 centímetros. Entre las especies halladas están el bisonte, una subespecie extinta de caballo salvaje (Equus ferus), el ciervo común (Cervus elaphus) y la cabra montés (Capra pirenaica).

Los animales hallados en Coímbre presentan "numerosas marcas y alteraciones térmicas" como las marcas de percusión con las que sus pobladores gravetienses aprovecharon el tuétano, de descarnado o desollado. Con todo, el estudio refleja que "la modificación más importante son las alteraciones térmicas: casi el 94 por ciento de la fauna ha estado expuesta directa o indirectamente al fuego" y hay evidencias para pensar que se quemaron en estado fresco.

Por otra parte, la presencia de vértebras de trucha común (Salmo trutta) "evidencia una explotación de los recursos piscícolas de los cercanos ríos de Besnes y Cares, aunque peor representada que la de la macrofauna", indican los investigadores.

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