La niña saharaui Tutú cogió ayer por primera vez en su vida la pala para hacer el descenso por el río Sella. La experiencia le gustó tanto que ya sueña con repetirla, según explicó su padre de acogida desde hace tres años, Luis Casado. Como ellos, 76 de los miembros que participan en el programa de acogida de la Asociación Asturiana de Solidaridad con el Pueblo Saharaui cogieron la canoa para disfrutar de una jornada de convivencia en el oriente asturiano que tardarán en olvidar. Las coordinadoras Paula Bernardo y Belén Cueva hicieron un balance "muy positivo" de la experiencia. "Los críos están encantados, todo lo que sea actividades acuáticas les atrae mucho. Repetiremos", aseguraron. "Llevábamos años sin bajar en canoa el Sella y nos decidimos a hacerlo porque uno de los padres de acogida del año pasado, Juan Feliz, tiene una empresa de turismo activo -Frontera Verde- y nos animó", explicaron.
Los asistentes completaron en unas tres horas el recorrido hasta Toraño, donde hicieron una parada para reponer fuerzas tras una jornada marcada por el calor y en la que el uso de crema solar se hizo indispensable. El poco cauce del Sella hizo que en ocasiones los aprendices de palista tuvieran que bajarse a desencallar las embarcaciones. "Había más tráfico que en la M-30", aseguraron algunos en referencia a la elevada afluencia de canoas.
En la comarca oriental hay un total de 14 familias que acogen niños saharauis durante julio y agosto: 8 en Llanes, 2 en Cangas de Onís, 2 en Piloña y otras 2 en Ribadesella. El domingo día 3 de septiembre participarán en una manifestación por sus derechos en Gijón.
