Ponga enterró ayer a una de sus vecinas más queridas, Ana Gallinar Rodríguez, quien durante más de una década presidió la asociación de mayores local. Gallinar falleció el domingo en la capital pongueta, San Xuan de Beleño, a los 84 años de edad.

La mujer era la cuarta de seis hermanos nacidos en Cainava (Ponga). Dos de ellos también murieron este año, por lo que la familia atraviesa momentos muy duros. Gallinar contrajo matrimonio con Celedonio Rodríguez Yarzabal, carpintero fallecido hace unos años. Con él tuvo tres hijos en San Xuan de Beleño: Aser (que murió en un trágico accidente de coche), Inés y Javier. Este último siguió los pasos del progenitor en el mundo de la carpintería y hasta impulsó en el concejo una exposición de la madera, en el que no faltan herramientas antiguas del oficio como sierras, taladros, cepillos, pulidores, hachas. La muestra, a modo de pequeño museo con unas dos mil piezas, se encuentra en el bajo de una típica construcción de clásico estilo rural asturiano del siglo XVII situada en Beleño, justo debajo de la fuente del Castañedu, que da nombre a esta parte del pueblo, y muy cerca del Ayuntamiento.

Ana Gallinar compaginó la crianza de sus tres retoños con las labores típicas del campo como el cuidado de las vacas. En colaboración con otros vecinos del municipio puso en marcha la asociación de mayores de Ponga, que presidió durante doce años de forma ininterrumpida. El objetivo no era otro que el ofrecer alternativas de ocio y envejecimiento saludable, hasta entonces inexistentes en Ponga, a los mayores del concejo. En ese tiempo impulsó numerosas actividades como excursiones, talleres de gerontogimnasia o baile, servicios de podología o comidas de confraternización.

En 2014 fue sustituida en el cargo por la actual presidenta, la exhostelera de Ambingue Aurina Alonso, que ya había ocupado cargos en anteriores directivas. Su sucesora manifestó ayer a este periódico su profundo malestar por la pérdida. "Deja un vacío muy grande. Era una persona muy querida en el concejo. Todo lo que diga bueno de ella es poco", apuntó.

En la misma línea se expresó ayer la sobrina de Gallinar, Esperanza Conde. "Siempre la recordaré con una sonrisa. Era una persona muy alegre y muy campechana", cuenta. La memoria prodigiosa de su tía fue otra de las cosas que más destacó.

Ponga tardará en reponerse de la falta de una de sus residentes más ilustres