Las fuertes precipitaciones registradas en los últimos días han convertido el acceso al cementerio de la parroquia de Infiesto, ubicado en Ferreros, en una auténtica piscina. Los charcos de varios centímetros que se forman a la entrada del camposanto piloñés son difíciles de sortear cuando llueve y por eso muchos usuarios hacen frente a un remojón para poder visitar los nichos de familiares y amigos. Los feligreses piden que se tomen medidas urgentes para acabar con las inundaciones.

Otro de los asuntos pendientes del cementerio es el de parking. Actualmente, no hay espacio para estacionar los coches en el camposanto, ubicado a dos kilómetros de la capital piloñesa. Así que los vecinos se ven obligados a abandonar sus coches en el arcén de la carretera.