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Samartino y Román avisan a Lastres de que ellas defienden sus concejos

Consideran que el secretario, Pedro Santos, sólo está mirando por su propio interés

Los vecinos y comerciantes de Ribadesella, Caravia y Colunga tienen mucho que decir sobre la planta de cría de mejillón que la empresa Mar Abierto quiere instalar frente a la costa caraviense y que ha generado gran polémica entre los concejos y los pescadores, con cruces de declaraciones. El último episodio ha llegado a cuenta de la Cofradía de Lastres, que con un 25% de participación en la sociedad promotora de la mejillonera defiende el proyecto frente a la Cofradía de Ribadesella y los concejos de Caravia y riosellano.

En Ribadesella, el principal temor que tienen los vecinos consultados por LA NUEVA ESPAÑA es que, a causa de un temporal como los que se están viviendo en las últimas semanas en el litoral, los tubos de plástico que componen la mejillonera puedan desprenderse y que las corrientes marinas los hagan llegar hasta arenales cercanos, como el de Vega, con el deterioro que eso supondría para sus playas y la mala imagen que se daría. Por eso, el presidente de la Asociación de Turismo Rural de Ribadesella (Aritur), Sabino Martínez, considera "lógico" que "si hay el más mínimo peligro, es para preocuparse", ya que la fuente principal de riqueza y trabajo del concejo es el turismo y, por extensión, sus playas son recursos muy importantes para ellos. "Nuestros principales ingresos vienen del turismo, si lo matamos no nos iba a quedar nada", comenta Martínez.

Además, se solidariza con los pescadores, que se han pronunciado contrarios al proyecto en numerosas ocasiones, al añadir que "si afecta a alguien del municipio, entonces afecta a todos".

Más reservado se muestra el presidente de la Hostelería de Ribadesella, Bruno Lombán, quien cree que antes de dar opiniones hay que conocer el estudio medioambiental que se está realizando. A quienes también afecta todo esto es a los comerciantes que, a pesar de no ser pescadores, viven de lo que llega a las rulas. Es el caso de Pedro Gutiérrez, propietario de la empresa riosellana Pescados y Angulas Gutiérrez, quien está "preocupado" por los cambios que se puedan originar en el ecosistema, pero explica que no tiene bastante información como para tener una opinión clara a favor o en contra.

En la misma situación se encuentra el concejo más afectado por la mejillonera, Caravia, ya que, al igual que ocurre en Ribadesella, el turismo es la principal fuente de ingresos de sus gentes. Carlos Fidalgo, del restaurante Casa Carlos, ha puesto voz a los hosteleros caravienses y se ha posicionado en contra de colocar la mejillonera entre las playas de La Espasa y el Arenal de Morís. "Cuando alguien rechaza algo para ellos, pero lo quieren en casa del vecino será porque hay algo que se esconde y no se quiere decir", comenta en alusión al interés de la Cofradía de Pescadores de Lastres en que el proyecto salga adelante frente a las costas caravienses y no frente a las de su pueblo.

Implicación

Y precisamente en la localidad colunguesa, en Lastres, tampoco cierran filas en torno a la opinión de la Cofradía de Pescadores. Sin ir más lejos, el presidente de la Asociación de Vecinos de Lastres y Luces, Ángel Moro, dice que desde la cofradía "se debería informar a los vecinos, porque en esto está implicado todo el pueblo, no solo ellos, porque hay gente que no son pescadores y también viven del mar". Además, añade que llevar a cabo o no el proyecto "no es una decisión que deberían tomar ellos solos porque el mar es de todos". Y lo mismo parecen opinar los comerciantes lastrinos. Por ejemplo, María Garrido, del comercio local Pescados La Chucha, destaca que "si el marinero no lo quiere, es por algo" y explica que a su sector "le va a perjudicar". "Que dejen las cosas como están", pide Garrido.

En cuanto a los pescadores lastrinos, la opinión de la cofradía es clara y Pedro Santos comentó que todos los que la forman están a favor del proyecto. Sin embargo, diversas fuentes han apuntado que habría un sector de los pescadores de Lastres que no vería con buenos ojos la mejillonera. De hecho, los armadores de toda la comarca, incluidos los lastrinos, ya se posicionaron en contra de la mejillonera, llegando presentar un escrito ante la Dirección General de Pesca de Asturias.

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