El remedio para frenar la extinción del cerdo autóctono surcoreano está en Asturias. Al menos eso creen los criadores Lee Hanboreum y Lee Doheon, que ayer visitaron una explotación ganadera en Cuadroveña (Parres) para conocer "in situ" las labores de cría efectuadas por la Asociación de Criadores del Gochu Asturcelta (ACGA). La comitiva la cerraban el traductor surcoreano Sang-Doo Park y el investigador agroalimentario de la Universidad Nacional de Seúl, Junghoon Moon, precursor este último de la introducción de embutidos ibéricos en el país asiático.

Los criadores surcoreanos contactaron a través de Internet con el veterinario Juan Menéndez, quien acaba de presentar una tesis que repasa los esfuerzos realizados para asegurar la viabilidad del gochu asturcelta a partir de sólo seis animales que sobrevivieron a la extinción de la raza. "Vimos muchas similitudes: con mucho esfuerzo nosotros logramos una población de cien cerdos que son poco rentables económicamente por la baja producción pero que tienen una carne sabrosísima", dijeron.

Menéndez fue el encargado de guiarlos ayer por la explotación parraguesa, propiedad del ganadero Nacho Arjona. La primera parada se hizo en el cercado de las hembras "Serida" y "Bimenes" y el macho "Rancollu". Moon y compañía preguntaron dónde duermen los animales y quedaron sorprendidos al saber que pastan libres, que sólo se guardan en época de partos o de nieves y que la normativa impide que haya más de cinco por hectárea. "Nosotros los teníamos muy juntos pero hemos visto que son más felices cuando tienen más espacio y aplicaremos estos conocimientos", señalaron.

La comida fue otro de los temas que más interés les suscitó: preguntaron si comen bellotas y castañas y si la escanda se cultiva en la región o viven de fuera. La visita quedó documentada con la grabación de vídeos. El cubil donde descansaban media docena de gochinos asturceltas recién nacidos fue una de las instalaciones que más flashes acaparó. Allí los surcoreanos preguntaron por la cantidad de crías que por parto y la frecuencia de los mismos. Supieron además que en total hay más de nueve mil ejemplares marcados aunque sólo 350 hembras y 80 machos se tienen en cuenta para la reproducción.

La visita continúa hoy en el centro que el Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario de Asturias (Serida) tiene en Gijón para conocer el aspecto más científico del control genético.