El hombre que tenía arrendado desde abril el Hotel Avelina, de Cangas de Onís, y que debería haber sido desalojado el pasado martes por orden judicial por no pagar la renta, aunque finalmente se marchó por su propio pie, denuncia que dejó de hacer frente a los pagos por las "ilegalidades" que presenta el inmueble cangués.

"Paralicé los pagos por consejo de mi abogado a cambio de que los dueños legalizaran todo lo que era ilegal", explica el inquilino, un gallego que prefiere mantener el anonimato y que responde a las iniciales de T. O. B. Según cuenta, en el contrato que firmó había numerosas cosas que no eran ciertas y en las que reparó al llegar allí, como por ejemplo la mención a dos comedores, de los cuales, dice, "uno era una terraza y el otro tiene una orden de derribo". "Turismo, a los doce días de abrir el hotel, vino para pedirme todos los papeles y ahora me enfrento a una multa de entre 600 y 60.000 euros por todo lo que había allí, por lo que les dije que se tenían que encargar ellos, a ver en qué queda eso", cuenta. También niega que no pagara los gastos, ya que, según dice, estaban a su nombre y cumplía con los pagos.

Además, contradice la versión de la propietaria del inmueble sobre los robos en la propiedad, ya que le acusó de llevarse objetos del hotel y de acceder a un garaje en el que su marido guarda los coches que restaura por afición. "Yo alquilé todo el hotel, aunque le dejaba tener los coches allí porque es una afición suya y no me molestaba para nada, pero yo nunca accedí a ese garaje ni me llevé nada", recalca el gallego.

A finales del año pasado, la propietaria del hotel y el inquilino se habían visto las caras a finales del año pasado, cuando la dueña decidió reclamarle la renta por vía judicial.