El interés por la montaña está creciendo aunque de forma desordenada, sin control. Esa es la conclusión a la que llega el amante de las alturas Raimundo González Cuenco, que ayer inauguró con una ponencia en Arriondas las III Jornadas de la montaña del grupo Picu Pienzu. A sus 92 años recién cumplidos el parragués, natural de Bodes, defiende que cualquier edad es buena para subir al monte. Presidente de la Asociación de Montañeros Veteranos del Principado de Asturias desde hace trece años, su idilio con la montaña comenzó de niño cuando siendo el mayor de seis hermanos le tocaba ir a cuidar el ganado al Sueve y aún hoy continúa, con salidas cada tres semanas si la rodilla se lo permite.

González, retirado de Ensidesa y residente en Avilés, lamenta que la estricta legislación en materia medioambiental haya acabado con los campamentos de montaña como los que él organizaba antaño en el macizo de Ubiña o Sotres. "Esos cuatro u ocho días que pasabas en la naturaleza eran la mejor escuela y servían para fomentar el trabajo en equipo y estrechar lazos de amistad", relata el fundador del grupo de montaña Llaranes.

Con más de media docena de publicaciones sobre montaña a sus espaldas, el nonagenario constata una mejoría en la equipación utilizada por los montañeros. "Antes las botas eran más pesadas y el material para hacer esquí de travesía más tosco", asegura.

Las Jornadas continúan hoy a las ocho y media en la Casa de Cultura de Arriondas con la ponencia "Kilimanjaro y Safari: Lago Manyara y Ngorongoro" a cargo de José Ramón Rodríguez.