Los muñecos de Playmobil, Don Quijote, Pinocho o Pipi Calzaslargas fueron sólo algunos de los personajes que participaron ayer en el Carnaval de Posada de Llanes, uno de los más concurridos de la comarca. En total, participaron en el desfile de Antroxu más de un millar de personas, pero fue un grupo local el que más carcajadas arrancó del público haciéndose pasar por un equipo de natación sincronizada.

Como novedad en el concurso, que repartió más de diez mil euros entre los disfraces más originales, se incorporó la categoría de charangas. Hasta ocho se dejaron caer por las calles de Posada para animar con sus bailes el Carnaval.

Ni la lluvia que hizo acto de presencia durante buena parte de la tarde impidió que los usuarios del centro Don Orione de Posada desplegaran dragones y coloridos vestidos orientales por las calles en lo que pretendía ser un guiño a los vecinos chinos.

La nota más dulce la puso la vecina de cuatro años de Llanes Paula Miranda, que se vistió de cupcake y estuvo acompañada por el pastelero Diego Palicio, de la misma edad. El tinte salvaje corrió a cargo de Marcos Brion, que con sólo cinco meses salió a la calle vestido de león y acompañado por su madre, Andrea Inguanzo, que ejerció como domadora.

El recorte de las pensiones fue el motivo que inspiró a los usuarios de una ludoteca de Llanes, que vestidos como ancianos reclamaban al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, una jubilación justa. El manicomio de los horrores que tanta polémica sembró en Oviedo provocó miedo y risas a partes iguales entre los asistentes al Carnaval llanisco.