Los numerosos visitantes que se acercan a ver la imagen de la Santina que se encuentra en la santa cueva de Covadonga están de acuerdo con el abad del santuario, Adolfo Mariño, y consideran que hace falta una rampa que facilite el acceso a las personas con discapacidad: ahora las escaleras lo impiden y muchos deben ser llevados en volandas por familiares y amigos.

Así lo ve Rafaela Río, quien llegaba ayer desde Toledo para visitar la cueva con su marido, Julio Vegas, y sus hijos, uno de ellos en carricoche, por lo que el acceso para ellos se volvía un poco complicado. "Yo veo muy bien que la pongan, facilitaría mucho el acceso tanto a gente que viene como nosotros como a otros que tienen alguna discapacidad", opina Río. Lo mismo considera Cristina Pérez, de Oviedo, quien comenta que "no deberían ponerse trabas para ver a la Virgen" y por eso apoya todas las iniciativas que sirvan para "facilitarle la vida a la gente".

De la misma opinión es la madrileña Nieves Cabezas. "Todo lo que sea para ayudar me parece bien, y vería muy lógico que se instalara una rampa para aquellos que no pueden o tienen dificultades para subir escaleras". Eso sí, José María Gómez cree que, en caso de que se lleve a cabo la instalación de la rampa, esta "no debería ocupar todo el espacio" y considera que lo mejor es que siga quedando un tramo de escaleras "porque para algunas personas son más cómodas".

Sin embargo, aunque la opinión mayoritaria pasa por apoyar la iniciativa del abad de Covadonga, también hay alguna voz crítica entre los visitantes. Ese es el caso de José Alonso, de Madrid, quien considera que "una rampa desvirtuaría el espacio". Eso sí, Alonso comprende que hay gente "también hay gente que lo agradecería".

Por el momento, el abad de Covadonga necesita financiación para acometer los trabajos para realizar la rampa, que calcula que tendrían un coste de unos 35.000 euros. Busca mecenas.