Los usuarios de la carretera RS-2, la vía que pasa por delante de la cueva de Tito Bustillo, están hartos de las continuas obras en la zona. Tras el cierre de la carretera durante varios meses a la altura de Picu Ramonón, que generó molestias entre los vecinos y, sobre todo, los empresarios de la zona, ahora los trabajos de mejora de la avenida Tito Bustillo son los que están generando malestar, ya que los residentes entienden que deberían estar finalizados, teniendo en cuenta la época del año y la llegada cada vez mayor de autobuses con visitantes.

"Esto es un despropósito, debería estar ya asfaltado y no hay más que dos o tres trabajadores cada día, y así es imposible", cuentan los empresarios, quienes dicen estar sufriendo las consecuencias del estado en el que se encuentra la vía, ya que algunos aseguran que han sufrido daños en algunas piezas de sus vehículos, como el tubo de escape y las ruedas, por el gran número de baches que hay a lo largo del recorrido. Además, consideran que para esta época del año, ya en verano y con la temporada alta de turistas en ciernes, la obra debería estar finalizada o, al menos, la carretera debería estar asfaltada porque la llegada de autobuses a la zona para dejar gente en la entrada de la cueva de Tito Bustillo es cada vez mayor y el peso de los vehículos por la vía sin asfaltar hace que el firme se deteriore cada vez más.

Eso sí, el ritmo al que están avanzando las obras en la avenida no es la única queja de sus usuarios, pues critican también el propio proyecto, que consideran que va a suponer un problema a largo plazo. "Estrecharon la carretera para poner una senda y es difícil para los coches cruzarse con un autobús y para los propios autobuses maniobrar; hay veces en las que se forman grandes atascos por culpa de esto", aseguran.

Y no solo están preocupados por quienes tienen que cruzar este tramo de la carretera en coche, sino que también consideran que es "peligroso" para los peatones que pasean por la zona o que se acercan a pie a las inmediaciones de la cueva o al polideportivo municipal.

"La gente camina por la senda a medio hacer o por la carretera, y así no se puede estar", claman los empresarios. Sobre todo, están preocupados por la noche de San Juan, una fiesta muy importante en Ribadesella, con gran capacidad de convocatoria, y que se celebra en el Prau de San Juan, que se encuentra justo detrás del polideportivo y al que hay que acceder por la avenida en obras. "A ver dónde aparca la gente ese día, va a ser un caos", opinan.

Por el momento, las obras continúan mientras se acerca el plazo que se había dado para su finalización, el 7 de julio, una fecha límite que podría no cumplirse. Pero, incluso en este supuesto, a lo largo de este verano, la nueva avenida de Tito Bustillo quedará inaugurada.