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Ribadesella amenaza con multar a quien apoye la bici en la barandilla de la playa

La Alcaldesa defiende la prohibición para proteger la pintura, mientras los bañistas protestan: "No dan facilidades para ponerlas en otro sitio"

Dos veraneantes leen un cartel junto a los nuevos contenedores. C. M.

"La Policía prohíbe apoyar las bicicletas en la barandilla de la playa". Este es el mensaje que todos los usuarios de la playa riosellana de Santa Marina han escuchado estos días a través de la megafonía, un aviso que ha pillado por sorpresa a algunas personas y que, si bien cuenta con algún defensor, no ha sentado nada bien a la mayoría de la gente que suele acudir al arenal.

Y es que la estampa de las bicicletas candadas a la barandilla es muy típica en la capital del concejo y se repite cada verano; por eso ha chocado tanto esta prohibición. La alcaldesa del municipio, Charo Fernández Román, considera que esta es la mejor medida para evitar el deterioro de la barandilla, ya que los arreglos "deben pagarlos todos los riosellanos" y el pintado completo, para que quede bien hecho y evitar que se oxide, "cuesta 70.000 euros cada vez que se hace". "Ahora mismo hay, más o menos, unos cuatro lugares para aparcar las bicicletas en cada bocacalle que entra a la playa", cuenta la regidora, quien asegura que solo pide "respeto" ante la norma y adelanta que "se tomarán todas las medidas que se puedan tomar" para castigar a los infractores.

Entre los usuarios de la playa, la respuesta mayoritaria es claramente contraria a esta medida. Es el caso de Ana Castrillo, quien cree que, "en cuanto a la barandilla en sí, es verdad que es una manera de cuidar la infraestructura", pero a la vez se muestra contraria a la opinión municipal en cuanto a la cantidad de lugares en los que estacionar las bicicletas, ya que considera que "debería haber más, hay que dar facilidades a la gente". En la misma línea se manifiesta David Torres, quien también reclama más espacios para aparcar las bicicletas. "Se prohíbe ponerlas en la barandilla, pero no se dan facilidades para ponerlas en otro lugar", lamenta Torres, quien, además, cuenta que, si bien ahora los espacios para aparcarlas están prácticamente vacíos, "en agosto se van a llenar y van a hacer falta más".

Más tajante en sus opiniones es otro de los usuarios de la playa, Fernando Fernández. "Me parece excesivo, la gente deja las bicicletas en la barandilla para que estén a la vista y no se las roben", explica. También discrepa sobre qué es lo que deteriora realmente la barandilla de Santa Marina. "Si no se mueven, las bicis no tienen por qué rayar la pintura. Cuando de verdad se deteriora es en invierno, con los temporales del mar, con la arena y las piedras", señala.

En lo que se refiere a la estética, César Morillo tampoco cree que ese sea un problema, por lo que no está de acuerdo con la nueva prohibición anunciada por megafonía. "No me parece bien, una bici no molesta para nada y, aunque pueda romper un poco la estética del paseo, no creo que sea para tanto, además es algo habitual", sostiene.

Otro de los motivos para posicionarse en contra de la medida que aporta Jesús Rodríguez pasa por el perjuicio que la prohibición puede suponer para los usuarios acostumbrados a ir al arenal mediante este medio de transporte. "No me parece lógico. Hay gente que viene a la playa solo para un rato con su bicicleta y se la va a acabar echando, además de que no molestan para nada", comenta Rodríguez.

Eso sí, a pesar de las opiniones en contra, también hay otros usuarios de la playa y del paseo que aplauden la decisión municipal y la ven adecuada. Ese es el caso de Avelino Acero, quien califica la medida de "razonable". "Creo que es una buena forma de proteger la pintura, así que lo veo bien", dice. De la misma opinión es Carmen Hernández. "Veo bien la medida, me parece correcto que se prohíba aparcar las bicicletas en la barandilla pero, eso sí, antes de prohibir creo que deberían ponerse más lugares para dejarlas", cuenta.

Por el momento, la Policía Local se encarga de pasar de vez en cuando por el paseo para velar por que todo esté en orden y asegurarse también de que no hay bicicletas apoyadas o candadas a la barandilla.

Ahora falta esperar para ver qué medidas deciden tomarse por parte del Ayuntamiento para castigar a los infractores, las cuales aún no han sido claramente especificadas. Con el paso del verano, se irán conociento nuevos detalles sobre esta prohibición.

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