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"El turismo no es la única vía para el desarrollo del Parque de los Picos"

"Las poblaciones locales han sido las encargadas de construir y conservar los paisajes, y ese papel no se reconoció en origen"

Santos Casado. C. C.

Santos Casado de Otaola (Madrid, 1964) es doctor en Ciencias Biológicas y profesor asociado al departamento de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid. Autor de varias publicaciones sobre la historia de las ciencias ambientales, ayer ofreció una charla en Covadonga en el marco de los actos programados por el centenario del Parque Nacional de los Picos de Europa.

- ¿Cuándo y cómo surge la necesidad de crear el primer parque nacional en España?

-La idea se importa de Estados Unidos, donde ya existen los ejemplos de Yosemite y Yellowstone. Uno de los pioneros aquí fue el geólogo Casiano del Prado, quien apuntó en el siglo XIX que los Picos eran interesantes no sólo por su valor científico sino por su belleza. Los regeneracionistas Joaquín Costa y Lucas Mallada también propagaron entre la sociedad de la época la idea de que la riqueza de un país depende de la gestión que haga de sus recursos naturales.

- ¿Por qué se piensa en la Montaña de Covadonga para instaurar el primer parque nacional de España?

-Por dos factores: junto con el valle de Ordesa, el lugar contaba con una naturaleza espectacular y por la insistencia de un personaje influyente como era el asturiano Pedro Pidal, que conocía la zona a nivel más íntimo como cazador y excursionista. Al final, el éxito no es tener aquí el parque número uno del país, sino que la idea se haya expandido con éxito hasta las dos mil áreas protegidas actuales en España.

- ¿Con qué objetivos se constituyó el Parque Nacional?

-La idea desde el principio era el conservacionismo: no alterar el paisaje, no cazar, no practicar actividades extractivas como la minería. Tenía que ser, además, para que la gente lo disfrutase. No obstante, en origen estuvo pensado para el disfrute recreativo de las élites.

- ¿Cuándo dejó el Parque de los Picos de ser un lugar de ocio para las élites?

-Desde los años veinte empezó a haber grupos de excursionistas y se dieron cuenta que para que la idea del parque funcionara era necesario que llegara a más gente, si era elitista no cumplía con su función social.

- ¿Se cumplen hoy esos objetivos marcados inicialmente?

-Se va aprendiendo de los errores y el concepto va evolucionando. Hoy en día cumple más con su función social, llega a más gente, aunque ese éxito puede generar problemas de gestión por la presión turística. Además del conservacionismo, se defiende la importancia de que la gestión del espacio contribuya al desarrollo de la población local.

- Parece como si el turismo fuera la única vía posible para el desarrollo económico de los Picos de Europa.

-El turismo no es la única vía posible para el desarrollo de los parques. Falta potenciar otras actividades como la agricultura, la ganadería y la artesanía, que al desarrollarse en un entorno de especial valor deberían de contar con más ayudas. Las carnes, mieles y quesos hechos en espacios protegidos tendrían que tener más valor en el mercado, ser más reconocidos por el consumidor y por la sociedad.

- ¿Queda alguna asignatura pendiente más?

-Sería necesaria una integración de políticas ambientales con el resto del territorio. Los parques son modelo para el desarrollo de buenas políticas, como un mosaico dentro del cual hay distintos grados de conservación.

- ¿Son los pastores los grandes olvidados a la hora de gestionar el Parque de los Picos?

-Las poblaciones locales han sido las encargadas de construir y conservar los paisajes a los que ahora les damos valor, y ese papel no se reconoció en origen suficientemente, aunque creo que ahora sí se les tiene en cuenta, en eso se ha mejorado. Falta ver la mejor forma para integrar sus intereses dentro de los sistemas de gobernanza para que tengan voz y capacidad de intervenir en la gestión de las áreas protegidas, sin olvidar que la prioridad es siempre la conservación.

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