"Contra el mal tiempo se puede luchar, pero contra los jabalíes no". Esa es la dura reflexión que hace Ricardo Granda, un joven ganadero de la localidad colunguesa de Luces que ha visto cómo estos animales han entrado en sus terrenos y se han comido las semillas de maíz que había plantado, una acción que le va a suponer unos gastos extra de alrededor de 80.000 euros y de los que nadie quiere hacerse responsable.

Granda explica que todos los años hay problemas con los jabalíes, pero que no afectaban a tanto terreno como en esta ocasión. Este año, de las 22 hectáreas que había plantado, cuenta que le quedan apenas tres. "No tengo nada", se lamenta el joven, quien tiene que alimentar a sus más de 150 vacas. Además, explica que no es el único afectado, ya que en el pueblo hay gente que incluso ha decidido no plantar maíz este año. Él ha replantado sus campos, pero no tiene muchas esperanzas. "El año pasado coseché cerca de un millón de kilos y este año no va a salir casi nada", señala, resignado, Granda.

Y no solo han atacado a sus terrenos, sino que cuenta que además ha visto a unos quince jabalíes colarse en el silo de maíz que tiene almacenado, lo que ha hecho que incluso sus reservas se estropeen, ya que "ese maíz se va a calentar y pudrir".

Granda explica que intentó entregar una notificación por escrito al coto de caza para reclamar por los daños, pero que se negaron a cogerla. Por eso, decidió acudir a la Asociación de Ganaderos de Piloña en busca de ayuda. Su presidente, Luis Cueto, se ha puesto a su disposición para "ayudarle en lo que se pueda". Así, enviaron a un perito para que evaluara los daños, le dijeron que mandara una carta certificada al coto de caza con la notificación para que quedara constancia de que la había entregado y esperan llegar a un acuerdo con la asociación de cazadores y el Principado, "que son quienes tienen que asumir los daños". De no ser así, Cueto afirma que están dispuestos a llegar a los tribunales. "Están tratando de llevarlo a la ruina", opina el representante de los ganaderos.

"Quieren fijar población en la zona rural, pero luego no dan facilidades a esta gente", reflexiona Cueto, quien lamenta la situación en la que se encuentran Granda y sus compañeros.