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Los hosteleros riosellanos, divididos sobre el impacto económico de las Piraguas

Las opiniones varían entre el lleno en los locales y la calificación del sábado como "nefasto"

División de opiniones entre los hosteleros de Ribadesella sobre la fiesta de las Piraguas. Hay quienes consideran que ha sido un buen fin de semana de trabajo, mientras que se pueden encontrar otras voces que se alzan contando que se ha notado una importante bajada de gente respecto de años anteriores, opiniones totalmente contrarias entre los bares y restaurantes de la villa.

Entre los que están satisfechos se encuentra Quique Fernández, del restaurante El Labrador. Para él, el fin de semana ha sido para estar "contento" por el nivel de gente y de trabajo, y cree el número de visitantes registrado en Ribadesella ha sido "muy parecido al de otros años". "A la hora de la llegada esto estaba lleno, además de que era gente muy tranquila", cuenta Fernández del que, según resume, es "un fin de semana muy importante para Ribadesella". Igualmente contento estaba Miguel Codesal, propietario del Café Caleya, quien, a pesar de no poder comparar con años anteriores por ser estas sus primeras Piraguas en el local, considera que, "a partir del sábado, se trabajó muy bien".

En la misma línea se manifiesta Mari Flor Díaz, del mesón La Goleta, quien también considera que había "mucha gente". Eso sí, ella añade un matiz. "Hubo menos gasto porque había mucho botellón", explica la hostelera. No se muestra de acuerdo en esta percepción Guillermo Somoano, del restaurante El Ancla, que cree que se trabajó "mejor que otros años", de lo cual responsabiliza, en buena parte, al "buen tiempo".

Además, también hay hosteleros que, aunque han notado una bajada en el público, no ha sido tanta en cuanto al trabajo que han tenido, como Adiana Virlan, del Café Bergantín, y Borja Bulnes, de La Nansa. Para Virlan, sí que hubo "menos gente que otros años", pero no les ha influido. "Estamos muy contentos, el sábado nos quedamos casi sin mercancía", afirma. De igual opinión es Bulnes, quien afirma que "no hay queja", si bien cree que "por la noche bajó el nivel de gente".

Sin embargo, no todos se han mostrado de acuerdo en estas percepciones y los hay que tienen opiniones radicalmente opuestas sobre el nivel de gente en Ribadesella durante el fin de semana de las Piraguas.

Especialmente molesta con el asunto se mostraba Alicia Gutiérrez, propietaria de L'Antoxu, quien considera que la fiesta de las Piraguas está "agonizante". "Esta fiesta cada año va a menos porque mucha gente se va para Arriondas. Además, no se dan facilidades y cada vez hay más restricciones. Como riosellana, me da mucha pena", lamenta Gutiérrez. Eso sí, no duda en felicitar a las asociaciones "Amigos de Ribadesella" y "Entaína Ribeseya" por sus iniciativas de colocar banderas en las vestanas y balcones, y de recuperar el desfile por las calles, respectivamente. Unas ideas que Gutiérrez considera que son "de diez".

De acuerdo con ella se muestra José María Vicente, del Café Capri, que incluso califica el sábado de "nefasto". "Se notó mucha menos gente que otros años, estamos echando a la gente de Ribadesella", opina. Además, Vicente añade su percepción de que la villa se está convirtiendo en un lugar "dormitorio" y que los turistas no se quedan en ella.

Por su parte, Diana Díaz, de La Botica, no solo considera que había menos visitantes que otros años, sino que, además, añade que eran "más jóvenes", por lo que el gasto es menor. "La diferencia, en tres años que llevo con el bar, es abismal", sostiene Díaz, que aporta una opinión más, todas diferentes entre sí.

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