Un tren fluvial con más vagones y mejor decoración. Es lo que piden quienes optan por seguir la competición del Descenso Internacional del Sella desde el ferrocarril. Los usuarios destacaron la "dificultad" para adquirir el billete en la 82.º edición de la prueba celebrada el pasado sábado, cuando sólo se habilitaron siete convoys, tres de ellos reservados para autoridades. La cifra se aleja mucho de la veintena de vagones que llegaron a funcionar en los años cincuenta y sesenta del pasado siglo.

"Mucha gente ni se entera de cuándo salen a la venta y, a pesar de que el precio no es barato -45 euros el trayecto de Oviedo a Ribadesella-, estarían dispuestos a pagarlo", apuntaban algunos incondicionales del Descenso.

Peor suerte corrieron quienes el sábado pasado esperaron al tren ordinario para ver la salida de las piraguas en Arriondas. Con sólo un par de vagones habilitados, fueron no pocos los vecinos de localidades como Sevares que vieron desde el apeadero cómo el tren pasaba de largo: no pudo recogerles porque iba lleno, lo que generó protestas. "Mucha gente no pudo subir y, encima, a la vuelta iban sin aire acondicionado, había que sacar la cabeza en cada parada para respirar. Tendrían que haber previsto que se masificaría de viajeros. Fue un calvario", narraba un afectado.

La "pobre" decoración del tren fluvial también fue blanco de críticas en la 82.º edición del Descenso. La figura del dios Neptuno enramado decoraba la parte frontal, mientras que en el lateral de cada vagón se colocó una bandera de España o de Asturias, que fueron sustraídas por los amigos de lo ajeno. "Feve podría esmerarse un poco, engalanarlo como lo hacía siempre y no presentar semejante bodrio para una fiesta que sigue siendo un referente en Asturias", denunciaba un usuario a través de las redes sociales.

Muchos usuarios echaron en falta, además, el funcionamiento de una vieja locomotora de vapor que se anunció como novedad para este año y que, finalmente, no pudo circular al registrar averías en las últimas semanas.