Benia de Onís retrocedió ayer un siglo durante la celebración de la XII edición del Mercáu de los años veinte. Cientos de personas disfrutaron de lo lindo con los puestos de comestibles y artesanía instalados alrededor del Ayuntamiento.

El piloñés Víctor Molina fue uno de los grandes atractivos del mercáu gracias al carro tirado por las vacas "Pastora" y "Jardinera", en el cual paseó a decenas de niños. "Los críos están encantados", señaló.

El puesto del llanisco Evaristo Concha, de la localidad de Vibañu, fue uno de los más visitados. En el mismo puso a la venta todo tipo de piezas de madera. "Fuí cantero y al jubilarme empecé a hacer cosas con la madera", dijo.

Cristina Blanco, gijonesa afincada en Castilla y León, ofrecía cuernos de buey, vaca y toro. "Son muy usados para fiestas vikingas, para beber y para tocar. Fueron los primeros móviles".