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Oriente al día

La Cuevona de Ardines, en Ribadesella, lista para los conciertos: "Gusta mucho la acústica de aquí"

"Tratamos de interferir lo menos posible", aseguran los encargados del montaje, que garantizan un respeto "total" por el entorno

Concierto del año pasado en la Cuevona C. M.

La Cuevona de Ardines ya está preparada y luce su mejor cara para acoger la vigésima primera edición de los conciertos de música clásica que ya son toda una institución en la cavidad y en la villa y que se van a celebrar hoy, mañana y el domingo. Unos actos que requieren varias semanas de gestiones para conseguir todos los permisos y dos días de trabajo intenso dentro de la cueva para tenerlo todo listo para el día del estreno.

Así lo cuenta uno de los encargados del montaje, Ángel Puertas, quien cuenta que trabajan "con mucho cuidado" por la sensibilidad del entorno. "Tratamos de interferir lo menos posible, hay que respetar el lugar en el que estamos trabajando", explica Puertas. Por eso, intentan que cada año el escenario sea el mismo porque las medidas deben ser muy ajustadas. Además, tratan de inculcar ese mismo respeto a todos los que en algún momento trabajan en el montaje de estos conciertos, para que las alrededor de cien personas que disfrutan de ellos cada día puedan también disfrutar de la Cuevona.

Además, el objetivo principal es que disfruten de la música, para lo que el lugar es privilegiado "A los músicos les gusta mucho la acústica aquí", cuenta Puertas, aunque explica que también cuentan con algunos problemas. "Hay unos 15 grados y casi un cien por ciento de humedad y estas condiciones hacen que los instrumentos se desafinen fácil o que se rompan cuerdas, así que los músicos tienen que encargarse de ellos un rato antes del concierto", comenta Puertas.

En cuanto a la cueva en sí, el encargado de las cuevas del Oriente, Alfonso Millara, cuenta que el impacto de los conciertos en su conservación es "mínimo" porque "al ser música clásica, la vibración no es tan grande". Además, explica que en la cavidad descubierta por el empresario Roberts Dodds en 1876 ya se han celebrado eventos de otro tipo, como la boda de dos espeleólogos en los años 70 del siglo pasado.

Así, la Cuevona de Ardines ya se encuentra perfectamente equipada y preparada para los conciertos a los que, con un poco de suerte, puede que se una pareja de búhos que desde hace tiempo reside en la cueva riosellana. También puede ocurrir que sean los únicos que no vayan a disfrutar de la música.

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