La procesión, los bailes folclóricos y los trajes de porruanos y aldeanas fueron ayer las claves de las fiestas de San Roque de Llanes. Una fecha señalada en el verano de la villa marinera, en la que participan desde llaniscos de toda la vida a veraneantes de todo el territorio español. Y estos últimos no son pocos, pues la capital está de bote en bote, con hoteles y casas rurales completos. Así que muchos turistas aprovecharon ayer su estancia para participar de una de las fiestas más multitudinarias del verano no sólo en el Oriente, sino en toda Asturias.

Mientras se celebraba la misa de San Roque, a la entrada de la iglesia y en los alrededores no cabía un alfiler. Muchos esperaban impacientes el inicio de la procesión para poder empezar a bailar y lucir los tradicionales trajes asturianos de la zona oriental. Se trata de una tradición en la que muchos participan desde que tienen uso de conciencia.

"Yo llevo viniendo desde pequeña y por eso traigo a mis dos hijos", dijo orgullosa Elena Rodríguez, madre de Íñigo Arechavala. A sus diez años se puso el traje de porruano, una vez más, con la misma pasión que el resto de su familia, pues como Elena Rodríguez explicó: "El mismo es el que quiere repetir y vestirse". Y es que la fiesta de San Roque "se siente" afirma la madre de Íñigo.

Como ella, Pepín Rodríguez, "llanisco de toda la vida", repite todos los años desde que era niño. "He bailado todas las danzas y seguiré haciéndolo hasta que pueda", asegura Pepín. Para él, la fiesta veraniega de la villa supone recordar viejos momentos y sensaciones, "algo muy especial para mí", señala.

Cuando empezó a sonar la música de la Banda de San Martín del Rey Aurelio todo el mundo se puso alerta: queda muy poco para que salga el santo por la puerta de la basílica y dé comienzo la tradicional procesión. Esta banda de música lleva más de treinta años en la fiesta, como explicó uno de sus miembro, Gabriel Catalán: "Cansamos mucho porque son dos días dándolo todo, pero es muy prestoso".

La salida de San Roque revolucionó la plaza y aledaños. Todos los presentes se arremolinaron para ver al santo, precedido de dos filas de peregrinos, compuestas por niños y niñas de diferentes edades que van colocados de mayor a menor. Vestidos con los mantos y conchas características de los peregrinos, comenzaron a caminar en dirección a la Plaza de Parres Sobrino donde llevaría a cabo su baile en honor a San Roque.

Es una fiesta tradicional, muy arraigada entre los llaniscos de toda la vida, pero también tienen hueco "los de fuera": veraneantes frecuentes de la zona que se han enamorado de Asturias y sus tradiciones y que ya son parte de la fiesta de San Roque de Llanes. Uno de ellos es Chema Peláez, que ayer fue uno de los encargados en llevar el ramo de los veteranos.

"Vine hace 35 años y ya me quedé, ahora vengo siempre que puedo", afirmó. Llevando el ramo junto al logroñés estuvo Nacho Gineo, original de Oviedo, que lleva cincuenta años veraneando en el concejo, por lo que se ha involucrado en las actividades de la villa.

Después de que la procesión recorriera las calles de Llanes, llegó uno de los momentos más esperados del día: el festival folclórico. Pero antes de que empezaran los bailes tradicionales asturianos fue el turno del homenaje de los peregrinos.

Bastones en mano, los niños empezaron a moverse en perfecta sincronía para realizar su baile. Cientos de personas observaron atentamente el movimiento de estos pequeños peregrinos desde la calle y los balcones, que aparecían repletos y engalanados para la ocasión, algo a lo que animó el bando de San Roque, que desde hace semanas trabaja para que todo salga -y así fue- a pedir de boca en una de sus principales citas del año.

Concluidos los bailes, llegó la hora de acompañar al santo de nuevo a la capilla, donde esperará a salir el año que viene. Tras unos cuantos vítores a San Roque y a la villa marinera dio comienzo el festival de baile tradicional.

El fandango de Pendueles, la danza del Señor San Pedro, la jota del Cuera, el xiringüelu de Naves, el trepeletré y por último el pericote fueron los bailes que se vieron ayer en la Plaza de Parres Sobrino. Pero no hay que olvidar el corri corri de Cabrales, que después de varios años sin hacerse volvió a aparecer en este festival. Todos ellos culminaron con una Danza Prima hasta la capilla de San Roque.

Así se puso fin a los actos de la mañana, pero por la tarde hubo más. Pasacalles, otra danza prima o y la "extraordinaria verbena" -como recogió el cartel festivo- fueron algunas de las actividades con las que finalizaría el día. Una jornada de los llaniscos de toda la vida, pero también de los veraneantes que, por unas horas, se sintieron también de Llanes.