Emoción, nostalgia e historia. Esos fueron los tres ingredientes principales con los que el documental "50 años de Tito Bustillo. La memoria de la Cueva la Cerezal" triunfó ayer en su estreno en el Centro de Arte Rupestre de Tito Bustillo bajo la atenta mirada de la mayoría de quienes son, indiscutiblemente, los protagonistas de esta historia: los descubridores de la cavidad prehistórica y sus pinturas. Al acto, además, tampoco faltaron la alcaldesa de Ribadesella, Charo Fernández Román, y la directora general de Patrimonio Cultural, Otilia Requejo.

Los directores de esta obra audiovisual, Dolores Álvarez y Pablo Casanueva, recibían ayer el aplauso y los elogios de cuantos vieron su obra, un trabajo del que Álvarez dice sentirse "muy orgullosa" por haber "registrado la historia" y al que califica de "experiencia brutal". Pusieron fin así a medio año de intenso trabajo, desde enero hasta junio estuvieron preparando este documental, unos meses muy especiales para ellos.

"Lo mejor fue conocer a los descubridores y el interior de la cueva, la cotaneidad con ellos es increíble y estamos orgullosos de recoger estos testimonios antes de que se pierdan", explica Casanueva. En su obra, Casanueva y Álvarez han contado con diversos expertos en Geología y grandes conocedores de la cavidad riosellana, como Alfonso Millara, encargado de cuevas del Oriente de Asturias. Además, también destacan los recuerdos de los vecinos de la zona que estaban allí cuando aparecieron las pinturas que cambiarían para siempre la historia de Ribadesella. Y, por supuesto, los testimonios que contribuyen a recordar la figura de Tito Bustillo, como el de su amigo José Ramón Fernández "Bis", quien estaba allí el día que falleció.

Eso sí, los testimonios centrales, que sirven de hilo conductor y hacen sentir que uno realmente estuvo allí, son los de los descubridores, que ayer asistían a la presentación de un documental que deja constancia de uno de los episodios más importantes de sus vidas. Así, poco a poco, desgranan cómo fue su llegada a Ribadesella, cómo se adentraron en la cueva, su gran sorpresa al encontrar las pinturas y todo lo que vino después, como la visita de los periodistas de LA NUEVA ESPAÑA Avello y Vélez. Eso sí, no todo fue de color de rosa para ellos, ya que, tras el descubrimiento, pasaron varios años en el anonimato y sin ningún tipo de reconocimiento.

De hecho, una de las entidades que más ha colaborado a hacer que sus nombres se conozcan ha sido la Sociedad Etnográfica de Ribadesella. Además, uno de sus miembros, José Manuel Rodríguez, ha sido el documentalista de este trabajo, que considera que contribuye a que se conozca la "importancia" del grupo de descubridores. Unos descubridores que dicen sentirse "desbordados" con todos los premios que están recibiendo en este cincuentenario, como cuenta Jesús Fernández Malvárez. Por eso, para agradecer tanto cariño, ayer decidieron depositar en el centro el "Premio Farín" que recibieron hace unos días.