Menos producción que otros años, pero avellanas de mayor calidad y tamaño. Ese era ayer el comentario general en la XLVII Edición del Festival de la Avellana de Infiesto. Un total de 61 productores de Piloña, Parres, Pola de Laviana, Cangas de Onís, Amieva, Ponga, Nava, Pola de Siero, Quirós e incluso Cantabria pusieron a la venta 4.000 kilos de avellanas a un precio de siete euros el kilo (un euro más que en las últimas ediciones) que, pasadas las dos de la tarde, ya habían volado de los puestos. El preciado galardón a la mejor avellana del certamen se lo llevó Candi Priede González, de la localidad de Vega de Pervís, en Amieva. El segundo premio fue para Alberto Luarca y el tercero para Anselmo Forcelledo, ambos de la localidad piloñesa de Espinaréu.

"Esto es un pasatiempo. Seguimos con ello para que no se pierda", aseguró Priede. A Infiesto acudió en compañía de Olga Arduengo y con 35 kilos de avellanas. "Las ventas están siendo buenas y la gente está contenta", señalaron. Narciso Cantón fue el primero de los productores en agotar las existencias. En total vendió 100 kilos. "Comencé a recogerlas hace un mes en una finca que tengo junto al santuario de la Virgen de la Cueva", señaló. Allí cuida una plantación de setenta y cinco avellanos que puso en marcha su suegro hace veinte años. "Recogí menos que otros años, pero son más grandes. No es malo que llueva siempre que luego vengan días de sol", dijo.

Desde Pola de Laviana acudió al certamen avellanero Herminia Cortina con más de 90 kilos. No falta a esta cita desde hace treinta años. "No cogí todas las que tenía, solo las más grandes", señaló. Junto a ella vendía el también lavianés Simón Argüelles Martínez. "Este año vinieron un poco tarde. No empecé a recoger hasta septiembre, cuando otros años ya empezaba en agosto", apuntó, antes de lamentar que la falta de sol afectase a la producción.

Juan Carlos García Rubio y Moisés Fernández integraron el jurado. "Hay mucha calidad en las muestras y nos ha costado tomar una decisión. Prácticamente la mitad de los productores tenían nivel suficiente para ganar", aseguró García Rubio. Apariencia exterior, color, homogeneidad de la muestra y el rendimiento de grano y el sabor son los parámetros que tuvieron en cuenta la hora de repartir los premios.

La lectura del pregón por parte Ángel Cardín Toraño se retrasó durante varios minutos debido a una ruidosa protesta de doscientos ganaderos de la comarca que reclamaron soluciones inmediatas al problema del lobo e iniciativas para estimular la vida en el campo. Con carteles y pancartas pidieron la dimisión del consejero de Medio Ambiente, Fernando Lastra, y de la consejera de Desarrollo Rural y Recursos Naturales, María Jesús Álvarez, por su "inoperancia". Xuan Valladares, en representación de los ganaderos, entregó un lloquero a la directora general de Desarrollo Rural y Agroalimentación, María Jesús Aguilar.

Cardín Toraño animó durante el pregón a la creación de una comarca de la avellana que apueste de manera decidida por este producto, integrada por los concejos de Infiesto, Ponga, Cangas de Onís, Amieva, Caso, Nava, Cabranes y Bimenes.

El premio al cosechero más veterano se lo llevó José Cardín Espina, y el galardón al más joven fue para Silverio Canto Esteban. Josefa Ávila Corte recibió el primer premio al mantenimiento de plantaciones. El galardón a la mejor representación de la avellana lo ganó José Faza, y el premio a la mejor repostería casera fue a parar a manos de Jaime Fernández. Confitería Capiquera, de Ceceda, venció en la categoría de repostería industrial.