Tenía 104 años, un carácter muy alegre y una salud de hierro que le había permitido superar de largo el siglo de edad. Pero ayer su vida se apagó, a los mismos años que su madre, como ella recordaba: a los 104.

El Oriente ha perdido a su "abuela", Teresa Velasco, natural de Puertas de Cabrales -allí nació el 28 de febrero de 1914-, pero residente desde hace tiempo en Benia de Onís, donde murió rodeada de su familia. Crió a cuatro hijos -dos han fallecido-, que le dieron cuatro nietos y cuatro bisnietos.

Teresa Velasco celebró con algunos de sus seres más querido, meses atrás, su 104.º cumpleaños, una fiesta en la que no faltaron la tarta con sus correspondientes velas ni el buen humor de esta centenaria a la que le encantaba -tal y como explicó a LA NUEVA ESPAÑA en anteriores reportajes- leer (sobre todo, revistas del corazón), tomar café con leche, el queso y los dulces. Quizás fueran estos alimentos uno de los secretos de su longeva existencia.

Se dedicó al pastoreo en los puertos de los Picos de Europa hasta casarse. Vivió en Puertas de Cabrales, de donde sólo se movió en los últimos años para irse un tiempo a Oviedo, a Asiegu (Cabrales) y finalmente a Benia de Onís, donde vivía con algunos familiares.

Su funeral tendrá lugar hoy mismo en su pueblo natal, Puertas, a las cuatro de la tarde. Luego será enterrada en el cementerio del pueblo cabraliego.