Ignorados por la Confederación Hidrográfica y con el temor a que una crecida del río Bedón provoque una importante inundación. Así viven desde hace un mes los vecinos de la localidad llanisca de Rales. El cauce del río, a su paso bajo el puente que en la recordada riada de 1983 el agua se llevó por delante, se ha visto recortado a la mitad debido a la acumulación de toneladas de piedras procedentes de unos trabajos llevados a cabo en septiembre para, entre otras cosas, hacer un salto con el que medir la potencia del agua. Desde hace semanas, y con el invierno a la vuelta de la esquina, los vecinos llevan pidiendo que se retiren las piedras sin ninguna contestación al respecto por parte de la Confederación Hidrográfica. "Nos ignoran", dicen. Creen que, visto lo visto, pasarán el invierno con las piedras en mitad del cauce, con el peligro que eso conlleva en caso de que se produzca una crecida.

"El río baja ya con mucha agua", dicen Vicen Gutiérrez y Carmina Villa, integrantes de la junta vecinal. Los lugareños aseguran estar hartos de que la Confederación no haga otra cosa que darles largas, pese a sus continuos intentos por ponerse en contacto con sus responsables a través de diferentes medios para mostrarles sus quejas y exigir que retiren las piedras. A día de hoy no han recibido contestación alguna.

"La pasada primavera, sin estar las piedras aquí colocadas, ya tuvimos un aviso con una riada. Nos sentimos indefensos. Lo único que nos queda es protestar ante los medios de comunicación", dicen. Sostienen que la escollera formada de manera artificial con las piedras empujaría el cauce del río contra las casas del pueblo en caso de crecida.

Todos ellos reclaman también una limpieza integral del cauce del río hasta la desembocadura en San Antolín. "Esto no se limpia en condiciones desde la riada de hace treinta y cinco años", aseguran. Añoran los tiempos en los que cada vecino limpiaba las márgenes del río junto a sus fincas. "Ahora nadie se atreve a hacerlo por miedo a una multa".

El Ayuntamiento de Llanes respalda a los vecinos y asegura que contactará con la Confederación para hacerle llegar su malestar. Las piedras que se retiren irán a parar a dos fincas municipales ubicadas en Posada la Vieya y en la zona de Mestas. "Al acabar la obra, se pusieron en contacto con nosotros para ofrecernos ese material y aceptamos, pues nos puede valer para diferentes obras. Entendemos que ya se deberían de haber quitado de ahí esas piedras", dijo ayer el segundo teniente de alcalde, Juan Carlos Armas (PP).