Un queso que cada vez tiene más prestigio y mercado está huérfano de mayor número de productores que se animen a hacerlo y a exhibirlo. Esa fue una de las conclusiones que sacaron los miembros del jurado del XXXV Certamen del Queso de los Beyos que ayer tuvo lugar en San Xuan de Beleño. La calidad de las piezas, según sostienen, crece año a año, pero no así la producción, pese a que es un queso con demanda.

Antes de que el actor José Antonio Lobato leyese el pregón, los cinco puestos de los queseros artesanos y el puesto profesional habían vendido la práctica totalidad de los más de 300 kilos puestos a la venta. La variedad de los Beyos de leche de cabra se vendió a un precio de 17 euros el kilo, el de oveja a 18 y el de vaca a 15. Mayte Traviesa se impuso en la categoría de artesanos, seguida de Alejandro Alonso Pilar y José Ángel Moriñigo. El certamen no se libró de las protestas de doscientos ganaderos de la comarca. Con vehemencia se hicieron ver y oír con pancartas y lloqueros.

La fama del queso profesional de Salvador Pilar, de la quesería La Collada, ubicada en Cirieño, concejo de Amieva, hizo que hubiese colas en su puesto para adquirirlo. Pilar acudió al certamen con sesenta kilos. Desde 1989 se dedica a la producción profesional del queso de los Beyos junto a su esposa, Aurora González. "Me críe entre quesos. Gracias a la IGP ahora tiene un valor del que antes carecía", señaló. Una buena leche y la mano de un buen quesero es, para este elaborador, indispensable para hacer un queso de los Beyos de calidad.

La artesana ganadora Mayte Traviesa Alonso se presentó al certamen con 40 kilos de mercancía. "Lo hago durante prácticamente todo el año", dijo. Bajo su punto de vista, el queso de los Beyos debería estar un poco más valorado. Con 21 años Alejandro Alonso Pilar, de la localidad de Cainaba, era el artesano más joven del certamen. "Hay que hacerlo con muchas ganas", subrayó. El momento de cuajo y el mimo son, a su juicio, el secreto para presentar un buen producto. "La gente de la zona sí que valora lo que hacemos. Otros probablemente no saben ni de dónde sale la leche", comentó el segundo clasificado en la categoría de artesanos.

Sara Rosa Sánchez, de Sobrefoz, es toda una veterana del certamen. Por primera vez elaboró el queso con la leche de las vacas de su hijo, Carlos González, que este año se ha lanzado a tener su propia ganadería. "Le gusta mucho y es su pasión. Un buen queso depende de muchos factores como, por ejemplo, el pasto", dijo. En su puesto adquiría varias piezas Segundo Verdasco. "Valoro la naturalidad de este queso. Me gusta comerlo para picar con un vaso de vino, o después de comer", señaló.

Graciela Viejo, de Lugones, no faltó a la cita con el certamen de San Xuan de Beleño, guiada por su pasión y fino olfato por los quesos. "Lo que más aprecio es el proceso de elaboración y el trabajo que llevan a cabo los artesanos", manifestó.

El presidente del jurado fue un año más Rafael Secades, cofrade mayor de la Cofradía de Amigos de los Quesos del Principado de Asturias. "La concurrencia de productores es mínima y algo falla, pues los quesos han mejorado mucho. Cada año tienen más calidad y mejor presentación. La asistencia de productores no se amplia y es lo que tenía que suceder, pues el mercado mejora, los quesos mejoran y las ventas también. El queso profesional tiene un nivel técnico extraordinario", aseguró.

Las protestas de los ganaderos se centraron en criticar el a su juicio inexistente respaldo dado al sector por la regidora de Ponga, Marta Alonso, desde que está al frente del Ayuntamiento. La acusaron de darles un "apoyo nulo" así como de perseguir, vía denuncias, la labor de algunos de ellos. Los profesionales pidieron que de manera urgente se ponga fin a los problemas del sector con la fauna salvaje y el lobo, que merma sus rebaños, que se reabra el matadero comarcal y que en los montes se lleven a cabo desbroces y quemas controladas. "Queremos un compromiso para que nuestro trabajo sea valorado, respetado y reconocido", indicaron.

La actividad ganadera, según los profesionales, tiene las horas contadas si de inmediato no se toman medidas para atajar lo que consideran un deterioro insostenible.