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Posada pierde a su Favorita

Los vecinos lamentan el cierre del histórico comercio de M.ª Luisa Balmori: "Se me agolpan los recuerdos; lloro a montones"

María Luisa Balmori, seleccionando fruta. E. G. C.

Posada de Llanes pierde un trocito de su alma. El próximo 31 de diciembre cierra sus puertas La Favorita, emblemática tienda de comestibles ubicada el número 31 de la avenida de La Vega Santiago, antaño bar tienda en el número 52.

Se trata de uno de los negocios más longevos de Posada. La dueña del mismo, María Luisa Balmori Cabeza, tras tres años dándole vueltas, ha decidido poner fin a la aventura que comenzaron sus padres a mediados del siglo pasado. Balmori regenta en la actualidad La Favorita junto a su hija Sabrina del Valle Balmori. "Lo que más extrañaremos es el trato diario con los clientes", dicen.

El bar tienda la Favorita abrió sus puertas en el año 1953. Puso en marcha el negocio el matrimonio formado por Manolo Balmori, nacido en Lledías y conocido como "el Favoritu", y su esposa, Belarmina Cabeza, de Llanu de Con. "Mi padre era maderista y mi madre trabajaba en la venta ambulante con una mujer a la que llamaban la Gitana", recuerda María Luisa Balmori.

La luna de miel la pasaron preparando la tienda que abrirían poco tiempo después en el número 31 de la hoy conocida como Avenida de Santiago. En la parte de arriba del negocio ubicado en pleno centro de Posada, nacieron los tres hijos del matrimonio: Juan Manuel, María Luisa y Francisco Javier, conocido en Posada como "Nenito" o "el Favo". En 1998 el negocio cambió de local, trasladándose a su actual ubicación.

"Estos días se me agolpan los recuerdos. He llorado lo mío", dice María Luisa. Anécdotas tiene a montones. "Una vez, siendo una cría, un viajante que venía por aquí y se llamaba Constantino Alperi me regaló unos zapatos. En esa época estaban construyendo la autopista y estaba de jefe de obra un portugués. El hombre se iba esos días y fuimos a cobrar lo que había dejado a deber en la tienda. Llovía y fuimos andando de Posada a Balmori, que era donde estaban trabajando en ese momento. Por el camino perdí uno de los zapatos que estrenaba ese mismo día", dice.

Con 16 años hacía los repartos de la tienda por los pueblos de alrededor en una vespino. "Hice el portabultos más grande para que entrasen más cosas y llevaba dos cajas de vino o cerveza y un saco de 50 kilos de pienso en cada viaje", cuenta. No se olvida tampoco cuando los viernes, coincidiendo con el mercado semanal, al marcar el reloj las doce de la mañana, se invitaba a todos los clientes a tomar mistela.

Madre e hija aseguran que cierran tras perder la lucha con las grandes superficies. "Es difícil luchar contra ellos. Se comen a los pequeños", sostienen. También hablan del deseo de cambiar de aires y del cansancio tras muchos años al pie del cañón. La tienda, desde su apertura, ha estado abierta a diario con la única excepción del día de Año Nuevo. "Sé de una clienta que desde que se enteró que cerramos no ha parado de llorar", dice María Luisa.

Ángel Custodio, de los Carriles, es un habitual de La Favorita. Estos días hace sus últimas compras en este lugar. "Soy cliente de toda la vida desde que estaban en el otro local. Recuerdo mucho a sus padres. Claro que me da pena que cierren. En La Favorita se hacía vida social, pues se tomaba algo mientras se compraba", dice con pena a LA NUEVA ESPAÑA.

Sabrina creció en la tienda, donde lleva trabajando desde hace diecinueve años. También trabajó en este lugar su otra hermana, Luisa Mari. "Sentimos nostalgia. Será un cambio radical. Aquí nos criamos e hicimos nuestra vida, y aquí estábamos todo el día desde la mañana hasta la noche. A casa solo íbamos a dormir", dice.

Tras 65 años de intenso trabajo La Favorita se despide de Posada con la satisfacción de haber dado todo por sus clientes y de haber convertido a un negocio familiar en un lugar de referencia.

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