El Guirria más rápido y atlético que se recuerda en el aguinaldo de Ponga recorrió ayer como una flecha las casas de San Xuan de Beleño y Cainava para celebrar el Año Nuevo repartiendo besos entre las mujeres y ceniza entre los hombres. El personaje mitológico, enfundado en un traje de color amarillo y azul, y con un gorro puntiagudo en las mismas tonalidades, máscara y una extensa barba negra, no dudó en esprintar, saltar con un palo para sortear todo tipo de obstáculos e incluso subirse encima de los coches para trepar y acceder a las casas en busca de féminas a las que achuchar.

El Guirria, guardián de una hermosa tradición que se pierde en la noche de los tiempos, estuvo escoltado por diecisiete mozos solteros mayores de 15 años, a caballo, y 15 niños menores de 15 años, a lomos de burros, acompañados de sus familiares. Son, precisamente, los mayores de 15 años quienes, antes de las doce de la noche del 31 de diciembre, participan en un sorteo para emparejarse con las solteras. Entre todos ellos se escoge al singular personaje de ropajes en azul y amarillo.

El más joven de los aguinalderos fue ayer Matías Collado, de tan solo 4 años. Acompañado de su padre, era la segunda vez que participada en la celebración. "Venimos desde Londres todos los años. Llevo 22 años trabajando allí y solo he faltado dos veces", aseguró Bernardo Collado, Guirria hace dos décadas. También fue Guirria Marcos Crespo, quien ayer cuidaba de "Ricitos", el burro con el que su hijo Manuel pidió el aguinaldo con los más jóvenes. "Un buen Guirria debe ser picardiosu y debe saber saltar y ser rápido", detalló. Dicho y hecho.

"Un besu, Guirria", clamaban ayer muchas mujeres que le esperaban por las calles de Beleño. Y el Gurria, feliz y contento. A algunas las besó hasta en cuatro ocasiones. Victoria Varela se encontró con el personaje mitológico junto al Ayuntamiento de Beleño. "Me da suerte empezar el año con un beso suyo . La lotería no me toca, pero sí que tengo salud", dijo. Junto a ella estaba el gijonés Armando Cofiño. "A mi me tiró ceniza. Es una tradición muy bonita y la gente la vive con mucho entusiasmo", destacó.

Pasados diez minutos de las doce de la mañana, el Gurria ya había recorrido el centro de Beleño en un tiempo récord y partió a caballo camino de Cainava. La primera parada fue en la vivienda de Ramona Rivero, conocida como Mona. A sus 88 años no duda en recibir a los aguinalderos con todo el cariño y les convida a lo que quieran. "El día que falte tengo dicho que abran la puerta de mi casa igual", destacó. La segunda parada fue en casa de Jorge Alonso.

De vuelta a Beleño, esperaban con impaciencia al mítico personaje Chusa Valdés, Marta Cueto e Inmaculada Rodríguez, las dos primeras de Ribadesella y la última, de Nava. Todas ellas y sus respectivas parejas despidieron el año en Taranes. "Vengo desde hace más de diez años. Me da suerte y no me va mal, pues ya llevo 36 años casada", dijo entre risas.

Sin cansarse, escurridizo y con un ímpetu sin precedentes el Guirría, casa por casa, recorrió la capital pongueta antes de perderse entre las montañas para recuperar fuerzas y volver, el año que viene, con más ímpetu si cabe.

El primer día del año concluyó en Ponga con la cena de los pequeños, pagada con el dinero recaudado por la mañana, y una verbena. La cena de en la que los solteros convidarán a las solteras mayores de 15 años tendrá lugar la noche del 5 de enero.